viernes, 2 de diciembre de 2016

Migrantes: entre la hostilidad y la hospitalidad



  Personas intentando entrar a España en la frontera con Marruecos (Melilla) Fuente: EMOL
Hostilidad
En general la actitud que se observa respecto de los migrantes que llegan a un país es de hostilidad: de distintas formas se les dice a los migrantes no los queremos acá, no son bien recibidos. Esta hostilidad es percibida en las fronteras, y los medios de comunicación se encargan de mostrarnos la crudeza de las situaciones que ahí se viven. Pero también se manifiesta mucho más allá y mucho más acá de las fronteras.[1]
En el caso de España, y en general de la Unión Europea, se da lo que se llama externalización de fronteras: sobre todo con países del norte de África se han establecido convenios que a cambio de ayudas económicas le dan a las policías y fuerzas armadas locales atribuciones de impedir que quienes están huyendo alcancen las fronteras (especialmente de Ceuta o Melilla) o el mar Mediterráneo. Muchos de estos controles, que pueden derivar en restricciones a la movilidad, detenciones y abusos, van contra los acuerdos internacionales y los derechos humanos.
También se ha observado una internalización de fronteras: en particular en España existen Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) que son verdaderas cárceles para recluir a quienes son sorprendidos sin la documentación necesaria o están a la espera de ser deportados. Algunas organizaciones han hecho un trabajo serio de documentación y denuncia para dar a conocer la situación de los CIE, basada en la visita semanal que hacen a tales centros. [2]
Y finalmente se observa una interiorización de fronteras: muchos migrantes que han conseguido llegar a un país, se hacen invisibles socialmente por el miedo a ser deportados. Hay un estigma social sobre los indocumentados, ilegales, clandestinos, que va aumentando los prejuicios y miedos y va transformando los modos de comportarse, hace que los migrantes soporten condiciones abusivas de trabajo, e impide que puedan integrarse en plenitud.
Las dinámicas señaladas acá han sido descritas en consideración a la situación que se observa en España, aunque bien se pueden extender a otros lugares del mundo, en particular en Centro América y México con las personas que migran hacia el norte (Estados Unidos) debido a la violencia e inestabilidad política y económica en sus países.[3]
Si bien es cierto los estados tienen el derecho y deber, al respetar su soberanía, de controlar sus fronteras, dicho ejercicio debe conducirse de acuerdo con la legislación y con respeto a los DDHH. Las distintas organizaciones de la sociedad civil deben esforzarse en denunciar los abusos cometidos [4], junto con intentar transformar la legalidad vigente y las instituciones que la hacen operativa. Al mismo tiempo se debe intentar ofrecer una alternativa valórica diversa a la hostilidad: ahora nos referiremos a la hospitalidad. 

Hospitalidad
La hospitalidad es practicada por muchas personas y está arraigada en lo más hondo de las culturas, al menos en lo que se refiere a los familiares más cercanos. Muchas comunidades la han ampliado haciéndose cercanos a quienes vienen de lejos y no tienen redes que los acojan, expandiendo el nosotros del que se sienten parte. Esta actitud se fundamenta desde la fe cristiana y la sabiduría de los textos sagrados, o bien desde la conciencia cívica y lo mejor de la tradición humanista y solidaria. Ambas fuentes se entrelazan en la defensa del otro vulnerable.[5]
Algunos estudios muestran cómo la llegada de personas distintas a un barrio hace que se debiliten, al menos en un primer momento, los vínculos comunitarios. Si no se propician espacios de encuentro entre los distintos, cada grupo tenderá a juntarse entre sí, alimentando prejuicios y recelos que afectan al colectivo. Interesante es reconocer como, ante personas individuales de ese grupo que se ha podido conocer el juicio cambia.[6] Para hacer crecer la hospitalidad, y dejar de lado la hostilidad, es aconsejable conectar con la propia condición de ser seres vulnerables, necesitados de atención y cuidados, y esto tanto en lo personal, como en lo social y comunitario.[7]
Desde tal aproximación más personal, se puede promover la hospitalidad en cuanto valor o virtud que se expresa en lo público, ya sea a nivel comunitario/vecinal (por ejemplo a través de iniciativas compartidas, o cuidando que en el diseño de los espacios públicos se propicien espacios de encuentro), o bien a través de leyes e instituciones que afectan a toda la sociedad.
Las prácticas personales y comunitarias son el sustrato sobre el que se ha de construir política pública, y viceversa: la legislación y políticas públicas le van dando forma a los valores personales y comunitarios que vivimos cada día, tal como muestra la Ilustración 1. 
 
Ilustración 1: Interrelación de Esferas personal, comunitaria y política
(Fuente: elaboración propia en base a González Martin (2015))
Resulta esperanzador constatar con Ambrosini[8] que junto con la tenacidad de quienes logran pasar las fronteras e insistir en hacerse un espacio en las sociedades de llegada, hay mucho más espacio a la hospitalidad: esto tanto en la discrecionalidad con que a veces operan los controles fronterizos en algunos lugares, como en acogidas diversas en distintos barrios, lugares de trabajo, escuelas, etc. Hay mucho más de hospitalidad que lo que aparentemente muestran los medios de comunicación social.

* Este posteo forma parte de un escrito mayor titulado 'Integración Social de Migrantes' presentado como trabajo final del curso 'Ética de las políticas de Migraciones' el 2° semestre del año académico 2015-16 ofrecido por el profesor René Micallef S.J. en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. (Descargar trabajo completo). 


[1] M. González Martín, «De la hostilidad a la hospitalidad», p.4ss. Los párrafos siguientes expresan algunas de las ideas contenidas en este cuaderno. (Descargar el cuaderno)
[2] Cf. Pueblos Unidos, «CIE Informe 2012»; Pueblos Unidos - Servicio Jesuita a Migrantes España, «CIE Informe 2013»; Pueblos Unidos - Servicio Jesuita a Migrantes España, «CIE Informe 2014»  (Descargar informes en sitio web del Servicio Jesuita a Migantes de España)
[3] Misión de Investigación y Denuncia, «Por los derechos de las personas migrantes en tránsito». (Descargar informe)
[4] Un buen ejemplo de esto encontramos en M.S. Danielson, «Documented Failures on the US-Mexico border» y en el informe mencionado en la nota anterior. (Descargar informe)
[5] M. González Martín, «De la hostilidad a la hospitalidad», p.28.
[6] Id., p.22.
[7] Id., p.27.
[8] M. Ambrosini, Non passa lo straniero? Le politiche migratorie tra sovranità nazionale e diritti umani, 58.

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