Ampliando el
horizonte del “nosotros” del que nos sentimos parte, podremos también mover las
barreras de lo posible e imaginable, en beneficio de todos.
El último domingo de septiembre está dedicado
desde hace décadas, en el seno de la Iglesia Católica, al Día de Oración por
Chile. Tal como uno nunca se baña en el mismo río, cada año son distintos los
motivos principales por los cuales rezar, aunque el propósito de poner nuestro
país entero en las manos de Dios se mantenga.
En el evangelio del día de hoy (Mc. 9, 38-48)
se nos presentan algunas tensiones de los discípulos de Jesús, en boca del
apóstol Juan. ¿Quiénes son los “nuestros”? ¿Quién puede actuar en nombre de
Jesús? No será la raza, ni la afinidad de gustos, ni siquiera la amistad, lo
que defina la pertenencia al grupo de los discípulos de Jesús, sino la rectitud
de intención al actuar siguiendo sus enseñanzas. Se nos ofrece acá la
posibilidad de ampliar el horizonte del “nosotros” del que nos sentimos parte:
una dinámica que desde siempre ha tenido el cristianismo, solo suspendida por
algunos momentos de fariseísmos y catarismos excluyentes o propia de algunos
grupos de talante más sectario. Aún los hay.
Un poco más adelante, Jesús se expresa con
dureza contra lo que sea motivo de escándalo a algún pequeño (Mc. 9, 42). A propósito de los pequeños, esta semana el presidente
Piñera ha anunciado el envío del presupuesto 2019 para su discusión en el
Parlamento, coyuntura clave donde más que nunca importa poner el nosotros -el
país, el todos los chilenos, en especial los más vulnerables- por encima de
cálculos partidistas, ideológicos, sectarios. Y esto es particularmente válido
en lo que se refiere a los niños, donde hay buenos anuncios, que se hacen cargo
de algunos escándalos que se arrastran por décadas. Es de esperar que en este caso concurran las
voluntades de todos los sectores políticos para mejorar los proyectos y
concretizar los anuncios.
¿De qué se tratan? En primer lugar, lo que ya
se ha ido avanzando en actualizar la institucionalidad del SENAME con la
creación de dos servicios públicos que aborden separadamente la protección de
los más vulnerables y la situación de los jóvenes infractores de ley. También
el propósito declarado de reforzar la educación preescolar. Sería muy
conveniente que se creara un consenso nacional para promover la reinserción
escolar de los más de 77 mil niños y adolescentes que son expulsados del
sistema escolar y quedan privados de su derecho a la educación, básicamente por
ser pobres, vulnerables, diferentes, con dificultades objetivas que el estandarizado
modelo que tenemos simplemente no admite. La protección, educación, formación y
cuidado de los más pequeños es un deber ineludible que debiera convocar a toda
la sociedad y el Estado juega un rol primordial en promoverlo, en alianza con
la sociedad civil organizada y la empresa privada.
Concluye el pasaje del evangelio de hoy con
una invitación a “entrar en la Vida” y “en el Reino de Dios” (Mc. 9,43-47)
deshaciéndonos de todo aquello que lo impida. Si interpretáramos literalmente
la palabra, tal vez muchos andaríamos mancos, cojos o tuertos. Yendo al fondo,
es un mensaje que invita a tomar medidas radicales cuando reconocemos algo que
nos daña o daña a los demás. Y, en sentido positivo, se trata de elegir lo que
nos lleva a la Vida: ampliando el horizonte del nosotros, podemos sin duda
tomar mejores decisiones para Chile y su futuro, tanto en lo personal como en
lo colectivo.
José Fco. Yuraszeck K., S.J.
Capellán General del Hogar de Cristo.
Cita del Evangelio: “El que no está contra nosotros está con nosotros”
(Mc. 9, 40)
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