domingo, 12 de mayo de 2019

Hacer convocando y construyendo comunidad

Hace algunas semanas tuvimos en el Hogar de Cristo, convocando a través de la Dirección de Desarrollo Comunitario de la Municipalidad de Estación Central, un momento de encuentro muy fecundo.
Hace varios años empezamos a trabajar entre el Hogar de Cristo y la Fundación Padre Hurtado, en la idea de hermosear y remodelar la estación San Alberto Hurtado del Metro de Santiago de Chile. Se fueron sumando ideas, personas e instituciones y lo que era una mera idea fue poco a poco plasmándose en bosquejos, dibujos, hasta una maqueta.
Había un elemento que faltaba: si es que el propósito era intervenir un espacio urbano ocupado cotidianamente por miles de personas, de alguna manera había que compartir la idea e involucrar en su realización a la comunidad. Eso ocurrió el sábado 13 de abril por la mañana, en el auditorio Manuel Larraín del Santuario del Padre Hurtado, dentro del Centro de Activación Laboral de Emplea en Estación Central. Concurrieron vecinos de los alrededores del Santuario y más allá, organizados en Juntas de Vecinos, Clubes de Ancianos y Adultos Mayores, de Literatura, Clubes Deportivos (puedes ver más abajo un video de ese encuentro, editado por la Fundación Padre Hurtado).

Beatrice di Girolamo, artista que lidera la iniciativa, explicó de qué se trataba, y señaló con entusiasmo que al menos un 10% de los materiales utilizados en los murales que ella está diseñando y va a montar en los andenes de la Estación San Alberto Hurtado, provendrán de aportes de los vecinos: maderas y metales que den cuenta de la historia de estos barrios.

Los murales están inspirados en 4 pensamientos del Padre Hurtado, y toman en cuenta el estado actual de la estación - que mantiene los mismos mosaicos de colores del tiempo de su inauguración, además de cerámicas que han ido reemplazándolos - a la vez que proponen una intervención artística integrando los materiales antiguos, con otros nuevos, además de los que aportarán los vecinos.

Así está ahora uno de los muros
Así va a quedar


Los pensamientos del Padre Hurtado, que inspiran los cuatro murales son:
Justicia: “Toda educación social comienza por valorar la justicia. La caridad comienza donde termina la justicia”
Chile: “Una nación, más que la tierra, es una misión que cumplir”
Fe: “Este es mi último anhelo: que se haga una cruzada de amor y respeto al pobre, porque el pobre es Cristo. No descansen mientras haya un dolor que mitigar”
Jóvenes: “La juventud es la edad del heroísmo… Si tú no vienes, una obra quedará sin hacerse, que tú, sólo tú, puedes realizar”





Buen Pastor


 “Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.” Jn. 10, 27-30

A poco más de un año de la visita del papa Francisco a nuestro país, los cambios que se han ido operando en la vida de la Iglesia Católica son paulatinos, ciertamente insuficientes, falta avanzar mucho aún. ¿Es que alguna vez alcanzaremos el ideal explicitado en los Evangelios? ¿Es que el Venga tu Reino que pedimos en el Padre Nuestro se realizará alguna vez? Empujados por el testimonio de quienes se han atrevido a sacar a la luz situaciones abusivas ocurridas varias décadas atrás, en distintos espacios se han abierto investigaciones que buscan aclarar hechos, reconocer responsables, ofrecer medidas de reparación, para poder hacer justicia. Esto es algo que nos debemos como creyentes y ciudadanos de nuestro país.
La celebración litúrgica de este cuarto domingo de Pascua nos invita a considerar la persona de Jesús como Buen Pastor. El Buen Pastor escucha. Las ovejas conocen su voz. El Buen Pastor da la vida por sus ovejas, las cuida. La renovación de la Iglesia, Pueblo de Dios, Comunidad de Comunidades, es posibilitada una y otra vez al volver a las fuentes, y al mirar con ojos renovados el presente, haciendo realidad aquello que se nos ha prometido desde antiguo. Con otras palabras, este texto del evangelio nos recuerda lo que dirá san Pablo (Rm. 8): “Nada nos puede separar del amor de Dios”. Jesús Buen Pastor, en las distintas mediaciones del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, camina al lado nuestro, levantándonos cuando caemos, sanando nuestras heridas, partiendo para nosotros el pan. Hay un peligro en utilizar la imagen del Rebaño que sigue ciegamente a un líder: importa destacar en este pasaje del cuarto evangelio el carácter de Amigo y Maestro de Jesús, que cada bautizado está llamado a tener como referente de su actuar.
La Iglesia completa requiere una reconstrucción biográfica, volviendo a los lugares y momentos originantes, y sanando las heridas que unos a otros nos hayamos podido infligir en el camino. No hay lugar para tibiezas, sí para la misericordia. No hay lugar para encubrimientos, sí para la verdad que libera y hace justicia, incluso en lo que se refiere a la memoria de quienes ya han partido de este mundo. Algunos son más responsables que otros, aquellos que han tenido más autoridad y poder. ¿Algunos riesgos posibles? El de encasillarnos en bandos, dejando de conjugar el nosotros.
El testimonio valiente de Marcela Aranda, dado a conocer en enero en este diario, y ampliado en sus detalles hace algunas semanas en una entrevista por televisión, me parece desgarrador, por los escabroso de todo lo que cuenta; me parece también conmovedor, por explicitar que así y todo se siente parte de la Iglesia y que hacer público su testimonio es necesario para su sanación y la de toda la comunidad de la que se sabe parte. Mirando las heridas y dolores del pasado, reconociendo aquello que no debió haber ocurrido, enfrentando la responsabilidad que a cada cual le cabe, será posible que nos ocupemos todos de seguir los pasos y modo de Jesús Buen Pastor.