domingo, 12 de mayo de 2024

Compañía

 

Compañía (Mc. 16, 15-20)

Hoy celebramos la fiesta de la Ascensión del Señor, que junto con Pentecostés, que festejamos la próxima semana, viene a completar las fiestas de la Pascua de resurrección. Jesús asciende a los cielos pero no nos deja solos. Nos acompaña de un modo particular, eso promete a quienes crean y actúen en su nombre, y también con el Espíritu Santo que ha sido insuflado en nuestras vidas, desde el momento de nacer. Ese mismo Espíritu nos asocia al Misterio Pascual de Jesús, de su vida, muerte y resurrección, seamos o no creyentes, participemos o no de la vida de la Iglesia. ¡Aunque tanto más si creemos y participamos!

Hoy en nuestro país celebramos también el Día de la Madre, gozosa ocasión para agradecer a nuestras mamás, que para muchas personas son la expresión más preciosa del amor incondicional que, creemos, Dios nos tiene. Además, la fe se sigue transmitiendo también muchas veces a través de madres y abuelas, que sostienen la vida de muchas comunidades cristianas.

Algunas imágenes y acciones de madres nos han conmovido las últimas semanas.

La mamá de Tomás, Camila Gómez, viene desde Ancud caminando hacia La Moneda para ser escuchada por la enfermedad de su hijo. Gracias a la difusión de esta acción y al poder de las redes sociales, ha logrado reunir hasta ahora cientos de millones de pesos para comprar el remedio que requiere su hijo para seguir viviendo. Conmueve su perseverancia.

También nos ha conmovido el dolor desgarrador de Romina Vargas, mamá de Franco, soldado conscripto que murió en Putre en circunstancias que requieren de aclaración e investigación, porque ha habido mucha información confusa. Ella, con justa razón, quiere saber qué le pasó a su hijo, pide que no la dejen sola y que se haga justicia.

Igualmente conmovedor ha sido el dolor de Mariana Derderián y la impotencia por la muerte de su hijo de 6 años en un incendio, y de que el papá, Francisco Aravena, haya quedado con quemaduras severas por intentar rescatarlo infructuosamente de las llamas.

Escribo sus nombres y muy brevemente sus historias para empatizar con su dolor y homenajear en ellas a tantas mujeres que sostienen la vida de sus familias, hijos e hijas. “Madre nuestra que estás en la tierra” es la expresión de distintas obras literarias y teatrales que conectan con la experiencia de ser cuidados por nuestras mamás y también por la madre tierra.

El ser cuidados, criados y queridos es quizás la experiencia más fundante que toda persona requiere. Las distintas situaciones de abuso que hemos conocido, tanto dentro de la Iglesia como en otros espacios de la sociedad, pueden minar ese cariño fundamental que a todos debiera sostener. En circunstancias difíciles y oscuras, la distancia que podemos sentir al rezar “Padre nuestro que estás en los cielos” se acerca cuando reconocemos la compañía amorosa de nuestras mamás que nos sostienen, cuyo amor también puede sanar las heridas que va dejando la vida. ¡Feliz día mamá!

Fragmento del Evangelio: “Estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas (…) impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán” Mc. 16, 17-18 


EVANGELIO

Fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos   16, 15-20

Jesús resucitado se apareció a los Once y les dijo:

Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.

Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán.

Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.

Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.