En las grandes ciudades y en todo asentamiento humano en general, un gran desafío es el de proveer de fuentes duraderas y confiables de agua. Buena parte de los problemas de salud que afectan a los más pobres en las grandes ciudades del mundo están asociados a las precarias condiciones higiénicas y al consumo de agua no potable. En la India y otros países de Asia Meridional, para potabilizar el agua provista por la red domiciliaria, se debe instalar en cada casa un filtro de osmosis inversa, carbón activado o ultravioleta, lo que evidentemente no está al alcance de todos.
Filtro domiciliario para potabilizar agua en New Delhi, India. |
Un número sustantivo de las pestes que asolaron Asia y Europa desde el s.XIV en adelante (1) se debieron a las escasas medidas higiénicas relacionadas con las aguas y la basura, a la proliferacion de roedores y pulgas que transmiten las bacterias causantes, junto con la baja productividad agrícola y la consiguiente mala nutrición que hace que las defensas del cuerpo sean muy precarias (y obviamente asociado a todo ello a la ignorancia que los siglos sucesivos procuraron iluminar).
A tajo abierto corrían antaño las aguas servidas por canaletas y canales, directo a los rios y mares. Cuando la masiva migración del campo a la ciudad se impuso, colapsando la precaria infraestructura disponible, hubo que desarrollar obras de entubamiento y disposición de residuos que son los que en muchos casos prevalecen hasta el día de hoy en los cascos antiguos de las grandes ciudades. Sin embargo, a tajo abierto siguen corriendo las aguas servidas en los sectores marginales de muchas ciudades del mundo aún hoy.
En Santiago del Nuevo Extremo
Hace unos meses me encontré con un libro (2) que intenta ser una ayuda para poder 'leer' las ciudades. Como buen chileno me fui al índice a ver si es que aparecía alguna referencia a mi querido país. Y claro que aparecía, aunque tan solo destacando que Santiago de Chile, ubicada a los pies de la Cordillera de los Andes, en 2012 llegó a ser la primera metrópoli latinoamericana en tratar el 100% de sus aguas servidas. Digo 'tan solo' porque pienso que habría mucho más que decir de Santiago: pero el que en esta publicación que incluye información de cientos de ciudades del mundo se destaque este logro me ha hecho pensar que, aún sabiéndolo, no lo valoramos del todo.
Sin embargo, el hecho de que tratamos las aguas servidas, los santiaguinos lo sabemos bien: desde hace algunos años se incluye en la cuenta mensual un cobro por el uso del alcantarillado y el tratamiento de aguas, proporcional al consumo de agua potable.
Lo saben bien también los vecinos de las plantas de tratamiento de La Farfana y El Trebal, en las comunas de Maipú y Padre Hurtado, que han debido lidiar por años con los males olores, insectos y otros inconvenientes ambientales (aunque afortunadamente estos problemas se han ido progresivamente subsanando).
Pero sobre todo lo hemos notado en la disminución considerable de enfermedades digestivas asociadas al consumo de verduras regadas con agua servida: han bajado considerablemente el tifus y la hepatitis. No es que hoy uno se pueda dar un apacible baño en el Rio Mapocho o en el Zanjón de la Aguada, pero estamos ciertos que el esfuerzo desplegado para dejar de verter las aguas servidas en nuestros cursos de agua ha tenido un serio impacto en nuestra calidad de vida. De hecho si en el año 80 la espectativa de vida al nacer de un niño o niña en Chile era de 67 años, en 2014 era de 82 años. Este es un gran éxito de las políticas públicas a la vez que gran problema para, entre otras cosas... el sistema de pensiones.
Sin embargo, el hecho de que tratamos las aguas servidas, los santiaguinos lo sabemos bien: desde hace algunos años se incluye en la cuenta mensual un cobro por el uso del alcantarillado y el tratamiento de aguas, proporcional al consumo de agua potable.
Lo saben bien también los vecinos de las plantas de tratamiento de La Farfana y El Trebal, en las comunas de Maipú y Padre Hurtado, que han debido lidiar por años con los males olores, insectos y otros inconvenientes ambientales (aunque afortunadamente estos problemas se han ido progresivamente subsanando).
Pero sobre todo lo hemos notado en la disminución considerable de enfermedades digestivas asociadas al consumo de verduras regadas con agua servida: han bajado considerablemente el tifus y la hepatitis. No es que hoy uno se pueda dar un apacible baño en el Rio Mapocho o en el Zanjón de la Aguada, pero estamos ciertos que el esfuerzo desplegado para dejar de verter las aguas servidas en nuestros cursos de agua ha tenido un serio impacto en nuestra calidad de vida. De hecho si en el año 80 la espectativa de vida al nacer de un niño o niña en Chile era de 67 años, en 2014 era de 82 años. Este es un gran éxito de las políticas públicas a la vez que gran problema para, entre otras cosas... el sistema de pensiones.
Un regalo al concluir este posteo: El Hombre y el Agua, de Joan Manuel Serrat.
Referencias:
(1) En el sitio de la Organización Mundial de la Salud se puede encontrar información acerca de esa famosa epidemia de peste que afectó a buena parte de Asia y Europa: algunos llegan a decir que murió más de un tercio de la población http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs267/es/ Aunque en el tiempo reciente se ha detectado este tipo de peste, la mayor prevalencia es en el África Subsahariana.
(2) Johan Glancey (2016) How to read towns & cities. A crash course in urban architecture. Bloomsburry, London.
(2) Johan Glancey (2016) How to read towns & cities. A crash course in urban architecture. Bloomsburry, London.
(3) Puede ver este y otros datos del Desarrollo Humano en Chile en el sitio del PNUD http://hdr.undp.org/en/countries/profiles/CHL
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