Cuando la sociedad - local, nacional o mundial - abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Francisco, Evangelii Gaudium, n.59
La película Cidade de Deus (1), muestra con crudeza y realismo la situación social que se vivía décadas atrás en algunas de las favelas de Rio de Janeiro, Brasil, a partir de la vida de jóvenes que forman parte de pandillas y que controlan su territorio a punta de pistolas, combatiendo con otras pandillas vecinas, haciéndose cargo del tráfico de drogas: es el crimen organizado al que la autoridad política, la policía, el poder judicial y la misma comunidad a la que pertenecen no ha podido poner freno.
Cidade de Deus era el nombre dado a un conjunto habitacional construido en la década del 60, y era una de las grandes concreciones del gobierno de la época para las familias que migraban del campo a la ciudad. Ocurrió en la película, y también en las ciudades, que la capacidad de acción de los organismos técnicos y políticos encargados de la urbanización fue mucho más lenta que las necesidades de las familias más pobres de encontrar donde dormir: la pobre planificación realizada se ve desbordada por las multitudes que claman por un lugar para pasar la noche, para aliviar el hambre, para desarrollarse y crecer. Surgen entonces las tomas de terrenos, la construcción de refugios con material ligero, y un largo espiral de acciones individuales y comunitarias que hacen crecer la ciudad más allá de sus límites actuales, lejos de los lugares de trabajo y los servicios (escuelas, hospitales, etc.) o ahí donde otros no quieren vivir por los peligros e insalubridad (quebradas, basurales, sitios eriazos).
Cidade de Deus es una película que da cuenta de una situación social presente en muchas ciudades de América Latina, donde pareciera no haber ni Dios ni ley: sólo se impone el que es más fuerte, y las lealtades cambian de acuerdo al que tiene el poder. Lo que comienza como actos de violencia y robos para ayudar a los habitantes (robo del camión del gas) termina en la total subvaloración de la vida de los demás: matar por matar.
Un espiral escalado de violencia lleva a que se rompa completamente el frágil tejido social. La sed de venganza lleva a más muerte y violencia. La policía tiene que mostrar resultados a la prensa y a las autoridades y a veces se equivoca y mata a la persona equivocada. Otras veces recibe aportes en dinero y droga de los líderes de los grupos lo que hace que su presencia sea parte del problema y no de la solución. "Dejemos que se maten entre ellos" se escucha decir a un policía casi al final de la película.
Es elocuente la contraposición entre el protagonista Buscapé, que quiere dedicarse a la fotografía periodística y está a la espera de un golpe que le dé una oportunidad al disparar su cámara, y Dadinho, que a punta de pistolas quiere hacerse respetar: se hará llamar Zhe Pequenho y poco a poco conseguirá controlar todo el territorio de la favela. Los dos disparan, aunque con fines (y herramientas) distintas. Los dos nacieron en el mismo contexto y han resuelto sus vidas de modo distinto, alcanzando ambos sus sueños: en el caso del primero ser contratado inicialmente como repartidor de periódicos para alcanzar luego, fortuitamente, la posición de fotógrafo; Zhe Pequenho quiere ser el narcotraficante más temido y con poder de la ciudad. En la película se muestra como ambos se necesitan (y en cierto sentido se usan) para alcanzar sus propósitos tan disímiles.
América es por lejos el continente más urbanizado de todos, alcanzando en algunos países más del 85% de la población (2). El crecimiento exponencial de las ciudades asociada al aumento de las tasas de fecundidad junto a la disminución de la tasa de mortalidad infantil, al aumento de la esperanza de vida, y a la fuerte migración del campo a la ciudad ha provocado dinámicas de segregación y marginalización que en muchos casos ha desembocado en situaciones de violencia generalizada.
En los casos en que las comunidades que construyeron y habitaron tales asentamientos no consiguieron constituirse como comunidades organizadas, integradas, el resultado ha sido muy similar al expuesto en la película. Cuando se han provisto soluciones individuales a problemas que de suyo son colectivos, más que resolverse el problema se agudiza: cuando se erradica a grupos de familias que vivían en asentamientos precarios y se las lleva a vivir a otro lugar de la ciudad, sin un trabajo previo de fortalecimiento de la comunidad, el resultado ha sido negativo. Algunos llegan a decir: “estábamos mejor cuando estábamos peor” (3)
En el caso de la situación expuesta en Cidade de Deus, situada en Rio de Janeiro, se requirió de un plan en etapas (4) para poder alcanzar la paz y la seguridad: en un primera etapa iniciada en 2008 intervino fuertemente la policía, con las llamadas Unidades Policiales de Pacificación (UPP). Luego, desde 2011, se dio paso a una etapa de intervención social integral con las llamadas UPP Social (5), que con metodologías participativas, seguida de un proceso de inversión en infraestructura comunitaria (escuelas, parques, centros vecinales) y que atendiera a otras necesidades sentidas por los habitantes del lugar, han logrado estabilizar la situación. Para poder hacer esto se ha requerido una fuerte voluntad política sostenida en el tiempo, motivada por el deseo de mejorar la reputación y la seguridad de toda la ciudad, en vista de la gran afluencia turística que concita, y en particular en preparación a la copa Mundial de Fútbol realizada el 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
Referencias
(1) F. Meirelles – K. Lund (2002) «Cidade de Deus». Se encuentra on-line en el siguiente enlace http://gnula.nu/drama/ver-ciudad-de-dios-2002-online/
(2)El 2010 el 79% de los latinoamericanos vivían en ciudades, mientras que en 1950 este porcentaje llegaba tan solo al 41% Cf. ONU HABITAT, «Estado de las Ciudades en América Latina y el Caribe 2010». Para comparar con la situación en el resto del mundo se puede afirmar que recién el año 2007 la cantidad de personas que vivían en sectores urbanos supero a las que vivían en sectores rurales: la urbanización es un fenómeno creciente y que no se detendrá. Cf. J.D. Sachs, La era del desarrollo sostenible. Cap.11 Ciudades Resilientes.
(3) Se ha llegado a decir, en Chile, que el principal problema político y urbano es el de los ‘con techo’: al menos en los campamentos y asentamientos había una red de apoyo que se había tejido en el tiempo y en muchos casos los lugares de trabajo quedaban cerca. Con la erradicación se disolvieron tales vínculos y la distancia a lugares de trabajo y servicios en la ciudad ha hecho que cada día se destinen entre 3 a 4 horas para trasladarse a los lugares de trabajo afectando seriamente la calidad de vida Cf. A. Rodríguez – A. Sugranyes, ed., Los con techo. Un desafío para la política de vivienda social. Se puede ver un documental que expresa esto que señalamos en https://www.youtube.com/watch?v=x_mydYmhS9M (Del Campamento a la Villa. Un Techo para Chile (2009).
(4) ONU HABITAT, «Estado de las Ciudades en América Latina y el Caribe 2012: Rumbo a una nueva transición urbana», p.76
(5) Ver el plan completo de la intervención y sus logros acá http://www.riomaissocial.org/
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