Haitíanos en Chile Fuente: T13 |
Toda persona que deja su país para llegar a otro, ya sea solo
o con su grupo familiar, debe enfrentar cambios en lo que se refiere a aspectos
físicos (lugar, ciudad, clima), biológicos (alimentación, enfermedades), políticos
(documentación, legislación), económicos (trabajo), culturales (religión,
idioma, costumbres) y sociales (prejuicios, redes sociales). Al proceso de
hacer frente y asumir estos cambios se le da el nombre de aculturación.[1]
La definición más reciente de este proceso de aculturación
es la acuñada por Berry: “un proceso de resocialización que involucra
características psicológicas como el cambio de actitudes y valores, la
adquisición de nuevas habilidades sociales y normas, así como los cambios en
referencia a la afiliación con un grupo y el ajuste o adaptación a un ambiente
diferente.”[2]
Otros autores prefieren hablar de hibridación para referirse a los
procesos de resignificación identitaria desarrollados en el transcurso de una
experiencia migratoria: “un proceso sociocultural mediante el cual emergen
nuevas estructuras y prácticas producto de la combinación con aquellas ya
existentes”[3].
Aunque es cierto que en el encuentro entre dos culturas, la de Origen y la de
Llegada (ver Tabla 1), el resultado siempre será algo nuevo, o sea un híbrido
entre ambas, la experiencia parece mostrar que la escisión forma parte de la de
la experiencia migratoria: “un estar aquí y allá, sin pertenecer completamente
a ningún lugar.”[4] En
los extremos hay quienes pierden la cultura de Origen y a la vez se cierran a
la de Llegada, dando lugar a la Marginalización, o bien quienes conservan ambas
y se mueven de una a la otra de acuerdo al contexto, ocasionando la Integración
o Biculturalismo.
Proceso
de Aculturación en migrantes
|
Cultura de Origen
|
||
(+)
|
(-)
|
||
Cultura de Llegada
|
(+)
|
Integración o Biculturalismo
|
Asimilación
|
(-)
|
Segregación
|
Marginalización
|
Tabla 1: Modelo de aculturación de Berry
Hay algunos estudios que muestran como cada uno de estos
distintos tipos de aculturación pudiera estar correlacionado con
características particulares de las personas o grupos de migrantes: dentro de
ellas se incluye el tipo de personalidad (neuroticismo, extraversión, psicoticismo);
los motivos que llevaron a salir de su país (sobre todo si están relacionados
con eventos traumáticos), y algunos elementos relacionados con la salud mental,
particularmente el modo de vivir y elaborar los duelos que suponen dejar atrás
familia, relaciones, trabajo, costumbres, etc.[5]
Mientras más se sea capaz de elaborar un relato relacionado con lo dejado atrás
y se puedan integrar en las nuevas búsquedas las pérdidas, más posibilidades
hay de que la integración sea exitosa. Lo que hay que intentar evitar es el
factor social – llamado por algunos “derrota social” – que motivada por el
racismo, la sensación de sentirse excluido, la pertenencia a un grupo
minoritario, el no manejar la lengua del lugar y dificultades concretas
respecto de las condiciones de vida (sobre todo trabajo y habitación/vivienda)
es determinante en la aparición de algunas enfermedades mentales.[6]
Desde la perspectiva de la cultura que recibe a un grupo de
inmigrantes, para lograr la integración plena se han de iniciar al menos dos procesos
que pudieran llevar algún tiempo: el primero tiene relación con la dimensión
legal, que según los distintos procedimientos incluirá en caso de ser favorable
la obtención de un documento de identidad y concluirá con la obtención de un
permiso de residencia o algún otro status jurídico. El segundo proceso dice
relación con el reconocimiento o aceptación de quien busca integrarse por parte
de la comunidad local, en cualquiera de sus manifestaciones: espacio laboral,
educativo, social, vecinal, parroquial, etc. Al cruzar estos dos procesos se
genera la siguiente tabla:[7]
Autorización
(legal)
|
|||
(-)
|
(+)
|
||
Reconocimiento (cultural)
|
(-)
|
Exclusión
|
Estigmatización
|
(+)
|
Tolerancia
|
Integración
|
Tabla 2: Autorización y Reconocimiento
En la presentación del Informe Anual 2016 [8] del Centro Astalli
su director, Camilo Ripamonti S.J., aseveraba que para favorecer una verdadera
integración de quienes llegan a un nuevo país la primera acogida era
primordial, y esto tanto por los servicios de primera necesidad que hacen que
la vida sea vivible, como por la predisposición positiva al tejido de nuevas
redes sociales que se inicia en ese primer momento de llegar. Si la primera
acogida no es positiva la probabilidad de que la integración no sea fructífera
es mayor.
* Este posteo forma parte de un escrito mayor
titulado 'Integración Social de Migrantes' presentado como trabajo final del
curso 'Ética de las políticas de Migraciones' el 2° semestre del año académico
2015-16 ofrecido por el profesor René Micallef S.J. en la Pontificia
Universidad Gregoriana de Roma. (Descargar trabajo
completo).
[1] Seguimos en este párrafo y los sucesivos algunos de
los elementos expuestos en R.
Ferrer – al., «Proceso de
aculturación y adaptación del inmigrante» (Descargar artículo) y en M. Fajardo – al., «Estudios actuales sobre aculturación
y salud mental en inmigrantes» (Descargar artículo).
[2] M. Ambrosini, Non passa lo
straniero? Le politiche migratorie tra sovranità nazionale e diritti umani, p. 12ss. También en R.
Ferrer – al., «Proceso de
aculturación y adaptación del inmigrante», p.562.
[3] N. García Canclini, Culturas híbridas. Estrategias para
entrar y salir de la modernidad, citado en C. Stefoni – M. Bonhomme, «Una vida en Chile y seguir
siendo extranjeros», p.83. (Descargar artículo)
[4] Id.
[5] Cf. R.
Ferrer – al., «Proceso de
aculturación y adaptación del inmigrante», p.563-565.
[6] Id.
[7] M. Ambrosini, Non passa lo
straniero? Le politiche migratorie tra sovranità nazionale e diritti umani,
p.38-41.
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