El evangelio de este domingo nos muestra, en una parábola, a una viuda que insiste una y otra vez ante un juez indiferente. No tiene poder, ni pitutos, ni dinero; sólo su obstinación. Su única fuerza es su porfía. Jesús la pone como ejemplo de fe: “Es necesario orar siempre sin desanimarse”. En lenguaje chileno, podríamos decir que esta mujer se atrevió a catetearle a la vida, y no dejó de hacerlo hasta que llegó la justicia.
Cuántas veces, frente a la indiferencia de las autoridades, a la lentitud del sistema, a la burocracia de las instituciones, lo único que queda es la insistencia. Se habla con cierta liviandad de quienes “se saltan la fila”, pero la verdad es que la fila es bien grande, hay pocas posibilidades de saltársela realmente y poco avanza, en varios frentes, para personas como esta viuda. En un país donde muchos sienten que “nada cambia”, la parábola nos recuerda que la perseverancia humilde a la larga puede mover montañas. La fe cristiana no es resignación pasiva: es esperanza activa, que insiste, que molesta, que no se calla, que catetea.
Vivimos tiempos en que cuesta creer y confiar. Los procesos se alargan, la violencia hiere, la pobreza relativa se recrudece, y los sueños colectivos parecen desdibujarse o hacerse inalcanzables. Pero Jesús nos pide no rendirnos, seguir orando, seguir actuando, seguir cateteando por el bien. Orar no es escapar del mundo: es mantener viva la convicción de que otro mundo es posible, y que Dios escucha el clamor de su pueblo, aunque a veces parezca que tarda la respuesta.
La viuda del evangelio podría ser una madre o una abuela que clama por buena educación para sus hijos o nietos; una dirigenta vecinal que no se cansa de pedir mejoras, en la iluminación, la seguridad, espacios laborales decentes; una persona en situación de calle que vuelve a golpear puertas o que quiere restaurar vínculos rotos; o un voluntario que sigue sirviendo aunque nadie lo aplauda. En ellos se encarna esa fe testaruda que sostiene la historia, cuando las instituciones que han sido creadas para cuidar el bien común parecen perder el rumbo.
“Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?”, pregunta Jesús al final. Dado el ejemplo que usa, quizás no se refiere sólo a la fe religiosa, sino también a esa confianza básica de que vale la pena seguir intentando. Esa fe que nos hace creer que el bien puede asomarse incluso en los lugares más insospechados, como en el derroche de colores que se ve por estos días en el desierto florido.
En tiempo de elecciones, vale la pena escuchar a quienes son como esta viuda: aquellos que no se cansan de pedir, de participar, de construir comunidad, de exigir justicia con esperanza. Catetear por amor, catetear por dignidad y, sobre todo, catetear por los que no tienen voz.
Orar siempre sin desanimarse es también seguir trabajando sin perder el propósito, seguir creyendo sin ingenuidad, seguir insistiendo sin odio. Catetear por un país más fraterno y justo no es fastidiar: es amar con paciencia. Y quizá Dios mismo, al ver tanta porfía buena, sonría y diga: “Vale la pena escuchar a estos catetes de la esperanza”.
“Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme”. (Lc. 18, 4-5)
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 18, 1–8
Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:
“En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: ‘Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario’.
Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: ‘Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme’.
Y el Señor dijo: ‘Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?’”

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