domingo, 2 de julio de 2023

Libertad

Del mismo modo que en los domingos anteriores, hoy seguimos recibiendo algunas de las indicaciones que Jesús da a sus discípulos enviados en misión. Puede llamar la atención, e incluso parecer exagerada, la primera afirmación: "El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí".

Si recordamos otros textos de las Escrituras, en particular los mandamientos entregados por Moisés a su pueblo, como "amarás al Señor sobre todas las cosas", las palabras de Jesús ya no parecen tan exageradas. Para aquellos que tenemos el don de la fe, amar verdaderamente a Dios implica colocarlo en el centro de nuestras vidas por encima de cualquier otra relación, compromiso o idea. Es en esta relación de amor con nuestro Creador donde encontramos el verdadero sentido y propósito de nuestras vidas, así como una profunda libertad.

Unos versículos más adelante, Jesús nos invita a "cargar la cruz" y seguirle. Esto también forma parte de la tradición y vida cristianas: salir de nuestro propio querer e interés, poner en su lugar las comodidades y prioridades personales, y aceptar el sacrificio y la entrega en el servicio a Dios y al prójimo. Vivir y proclamar el mandamiento del amor requiere que estemos dispuestos a trabajar juntos en la construcción de una sociedad más justa y solidaria, asumiendo responsabilidades y sacrificios en pos del bien común.

Casi al final del texto del Evangelio de hoy, Jesús destaca la importancia de acoger y ser acogidos en su nombre. Cuando recibimos a otros con amor y compasión, especialmente a los más necesitados entre nosotros, estamos demostrando el amor de Dios en acción. Para aquellos de nosotros que deseamos seguir a Jesús y sus enseñanzas en nuestras vidas, el verdadero fundamento para construir una sociedad justa y equitativa radica en amar libremente a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

En las últimas semanas, hemos sido testigos del escándalo provocado por la transferencia de dinero de distintos servicios del Estado a organizaciones recientemente creadas, donde aparentemente se han privilegiado vínculos de cercanía ideológica o parentesco, sin acreditar suficiente experiencia y al parecer sin justificar el monto entregado en relación al servicio entregado.

Es comprensible que haya habido tanta molestia.

Ante esta situación, tenemos una oportunidad que no debemos desaprovechar. Más allá de las creencias o ideologías de cada cual, una de las tareas más importantes que como comunidad debiéramos abordar es poner a las personas y comunidades que necesitan atención prioritaria en el centro, dada su especial vulnerabilidad. ¡No dejemos a nadie atrás! Esta es una de las razones de ser del Estado y sus servicios, así como de muchas organizaciones de la sociedad civil que complementan, amplifican y expanden su labor. 

José Fco. Yuraszeck Krebs, S.J.

Capellán General Hogar de Cristo

Fragmento del Evangelio: El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. (Mt. 10, 37)


EVANGELIO

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo   10, 37-42

Dijo Jesús a sus apóstoles:

El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.

El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.

El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.

El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a Aquél que me envió.

El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.

Les aseguro que cualquiera que dé a beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa.

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