sábado, 11 de noviembre de 2023

Presentación del libro Momentos bala de cañón

 

Al presentar el libro Testimonios de Conversión “Bala de Cañón”

José Fco. Yuraszeck Krebs SJ (CHL)

9 de noviembre de 2023


Muy buenos días. O buenas tardes. O buenas noches. Depende de donde estés conectado a este webinar. Es una gran alegría poder participar de este encuentro, con motivo del lanzamiento del libro con testimonios de conversión provenientes de muchas partes del mundo (enlace al libro). Les saludo desde Santiago de Chile. Desde hace poco más de cinco años colaboro en el Hogar de Cristo como Capellán General. Es esta una obra fundada hace casi 80 años por san Alberto Hurtado. La misión que nos convoca acá, expresada sintéticamente en dos verbos, es la de acoger y convocar. La foto que muestro la sacamos hace un tiempo a un costado de la tumba del Padre Hurtado: compañeros en el Hogar de Cristo sostenemos unas letras con nuestra misión. En distintos momentos de mi vida me ha alegrado profundamente encontrarme en varias partes del mundo con la presencia de una exportación no tradicional de mí país: precisamente la figura del Padre Hurtado, san Alberto Hurtado.

El Padre Hurtado vivió en la primera mitad del siglo XX. Era un apasionado seguidor de Jesús, que vivía con los sentidos atentos para reconocer la presencia actuante e interpeladora de Dios en el mundo y la historia. Tuvo también su momento “bala de cañón” en el encuentro con un mendigo que hervía de fiebre en una lluviosa noche en Santiago de Chile. Desde esa experiencia transformadora convocó a otros: al servicio, al trabajo académico e intelectual, a la organización sindical y comunitaria, a hacer del mundo un lugar más cariñoso, acogedor, fraterno y solidario. Y esto de muy diversas formas: dando una mano, un plato de comida, un techo donde dormir, ofreciendo un espacio de formación o capacitación. También promoviendo iniciativas de desarrollo integral con un sentido hondo de lo que significa ser cristiano en sintonía con lo que el Concilio Vaticano II afirmó algunas décadas después, y lo que la Compañía de Jesús declaró como su misión para el tiempo de hoy: el servicio de la fe y la promoción de la justicia que esa fe exige.



Me he encontrado en tantos otros momentos de mi vida con este nombre, el del padre Hurtado, en distintos lugares. Siendo estudiante universitario conocí de cerca el Infocap –Universidad del Trabajador en Santiago de Chile– inspirado en la figura del Padre Hurtado, que hablaba de la inmoralidad de una sociedad que no hacía un lugar central a los trabajadores. En esta misma institución comenzó a funcionar un proyecto de voluntariado que invitaba a jóvenes universitarios a acercarse a la realidad de las familias que vivían en asentamientos informales y que con los años tomó cuerpo en Un Techo para Chile, hoy sencillamente Techo, presente en 19 países de América Latina. El contacto con la precariedad en que vivían decenas de miles de familias en mi país le dio sentido a mis estudios de ingeniería, y me hizo experimentar mi propio momento “bala de cañón”. ¿Cómo permanecer quieto y cómodo, en mi zona de confort, si había tantas necesidades y dolores que aliviar? Desde entonces, y tras conocer la riqueza de la espiritualidad ignaciana en los Ejercicios, se despertó mi vocación a la Compañía de Jesús, que fue confirmada tras un tiempo como voluntario en la sala de enfermos terminales, precisamente del Hogar de Cristo. En ese lugar pude experimentar el inmenso amor con que el equipo del Hogar, que incluía muchas personas voluntarias, trataba a las personas que no tenían un lugar confortable para morir. En muchos casos sus familias los habían abandonado. Desde los hospitales públicos los venían a dejar al Hogar de Cristo, pues no tenían capacidad para atenderlos. Esa experiencia, de acompañar semana a semana a personas que estaban en sus últimos días de vida, y en la que inicialmente me sentía un perfecto inútil, fue también una “bala de cañón”: me conectó con mi propia vulnerabilidad y fragilidad, con la realidad palpable de la muerte, y con el valor de las obras de misericordia inspiradas por el Evangelio de Jesús o simplemente por sentimientos humanos de compasión.

Ya siendo jesuita, el año 2006 volví a colaborar en Techo al año siguiente de la canonización del Padre Hurtado, momento de fiesta que a algunos nos hizo despertar la necesidad de conformar comunidades cristianas en los lugares donde trabajábamos, colaborando con las familias y dirigentes a construir sus casas y soñar un país mejor. En la foto estoy con unos muchachos de un campamento en Lampa: nos fuimos a celebrar y pasar con ellos y sus familias la Semana Santa. Nos atrevimos, inspirados por el testimonio del Padre Hurtado, a no compartir solo los anhelos de tener una vivienda o un lugar en la ciudad, sino también a compartir la fe en Jesús y la esperanza de que es posible vivir en este mundo eso que llamamos el Reino de Dios.


El Hogar de Cristo de Chile cumplirá 80 años en octubre del año 2024: la inspiración del Padre Hurtado sigue viva y vigente entre todas las personas que colaboramos acá. El año pasado tuvimos la alegría de recibir a algunos amigos de la obra San José de Argentina, que trabajan al igual que nosotros con personas en situación de calle. La foto que ven nos muestra delante de la misma camioneta verde con la que el Padre Hurtado salía a buscar a los niños que vivían en la calle. Nos alegró de esa visita poder intercambiar experiencias con compañeros y compañeras de misión que al otro lado de la cordillera de los Andes querían también acoger y convocar.

El padre Hurtado decía muchos años atrás: “no descansen mientras haya un dolor que mitigar”. Los dolores que conocí décadas atrás con las familias que vivían en campamentos o de las personas que eran acogidas para un buen morir, mis momentos “bala de cañón”, así como los dolores que he conocido en todos estos años de jesuita, y muy especialmente estos años como Capellán General del Hogar de Cristo, siguen moviendo mis entrañas, despiertan mi compasión y misericordia, y me hacen querer seguir en la senda de tantos compañeros que se han comprometido a través de los siglos en el compromiso por el servicio de la fe y la promoción de la justicia que esa fe exige. La primera justicia que debemos cuidar es la de tratarnos y reconocernos como iguales unos a otros, sin distinciones de raza, clase social, apariencia, etc., todos llamados a colaborar para que nuestro mundo sea cada vez mejor, conforme al querer de Dios.

Agradezco a Xavier por su trabajo en la edición de este libro, y a todos quienes se han animado a compartirnos sus propios testimonios. Que el padre Hurtado, hijo de San Ignacio y de la Iglesia Católica, nos siga inspirando en nuestro compromiso social y de anuncio alegre del Evangelio.

Descarga el libro en español o en inglés.

Mira los videos con distintos "Momentos bala de cañón" Playlist Youtube.

Mira mi propio testimonio en video a continuación:



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