Estamos terminando el año litúrgico y, como es habitual en estas fechas, los textos de la Sagrada Escritura tienen un tono apocalíptico, de ubicarnos en perspectiva de los últimos tiempos que aparentemente ya se acercan. Es una invitación a ubicarnos como creaturas finitas, como cuando alguien sabe que le queda - quizás - poco tiempo de vida, ¿qué prioriza?
Hace bien considerar esta
perspectiva. Me recuerda una de las propuestas de san Ignacio de Loyola en los
Ejercicios Espirituales, para tomar decisiones: cuando estemos entrampados ante
una disyuntiva, detengámonos a meditar un momento y hagamos el ejercicio de
mirar nuestra vida desde el último instante de ella, y preguntémonos, con la
vista hacia el pasado ¿qué me hubiera gustado decidir en ese momento particular?
Levantar la mirada al más allá de nuestro presente puede ser una ayuda para destrabar
inmovilismos.
Hace algunas semanas fue dado a
conocer el libro “1944-2024 80 avances para reducir la pobreza” con motivo de
los 80 años del Hogar de Cristo. El libro va, década por década, mostrando
distintas facetas de nuestra historia contemporánea, destacando hitos
significativos, personajes relevantes, avances institucionales, coyunturas
externas que nos han afectado, cruzadas solidarias emprendidas ante
calamidades, etc. Ayuda a levantar la cabeza más allá del presente, ubicando la
coyuntura en perspectiva y al mismo tiempo señalándonos pistas de por dónde
debiéramos seguir en adelante.
¿Y si hiciéramos el Ejercicio
sugerido por san Ignacio desde las coyunturas del presente? ¿Y si proyectáramos
los siguientes 80 años de Chile? ¿Qué urgencias debiéramos atender
colectivamente hoy para mejorar nuestras perspectivas futuras? Me atrevo a enumerar
algunas, Ud. podrá completar la lista
desde su propio punto de vista y experiencia.
Urge recuperar el diálogo y la
confianza cívica, particularmente entre los políticos de distintos colores,
poniendo al centro a las personas y sus necesidades. Aparentemente hay cierto
consenso respecto de una reforma al sistema político que contribuya a juntar
fuerzas. ¿Qué estamos esperando?
En lo que se refiere a políticas
públicas, me parece de suma importancia retomar la buena práctica de la
focalización en determinados grupos de la población. ¿Algunos en particular?
Primera infancia y su atención total en salas cunas y jardines infantiles.
Personas mayores con creciente nivel de dependencia, sufren mucha soledad y
abandono, tienen pensiones que no les alcanzan para vivir. Personas en
situación de calle y su plena inserción en la sociedad, con programas como
vivienda primero. Quienes están expulsados del sistema escolar y se suman desde
temprana edad al baile de los que sobran, con pocas perspectivas de futuro, y precaria
formación para el trabajo. ¡Si no los atendemos preferencialmente estamos
poniendo en grave riesgo nuestro futuro colectivo!
Por otra parte sorprende como ha
bajado sustantivamente la natalidad en Chile, estamos envejeciendo a un ritmo
muy acelerado. Se hace fundamental promover, de distintas maneras, el cuidado
de las familias, tengan la forma que tengan. Son el núcleo fundamental que nos
sostiene como personas, que favorece el crecimiento y la formación. Acá hay
mucho por hacer.
Si hace 80 años uno de los
grandes problemas era la desnutrición y alta mortalidad infantil, hoy uno de
los mayores problemas es la obesidad y el sedentarismo, que trae muchísimos
males asociados. Si queremos mejorar las perspectivas futuras, debiéramos
promover la actividad física y cambiar decididamente nuestros hábitos de vida.
Confío en que sabremos buscar –
con la ayuda de Dios - las maneras de atender estas urgencias, antes que sea
demasiado tarde. ¡Tengan un buen domingo!