domingo, 17 de diciembre de 2023

Alégrense

 Alégrense (Jn. 1, 6-8. 19-28)

Estamos hoy en el tercer domingo de adviento, tradicionalmente llamado de la alegría, por la antífona de entrada de la misa: “Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense, pues el Señor está cerca.” En las coronas de adviento se enciende la tercera vela, típicamente de color rosado, para marcar una diferencia con el tono más penitencial de los anteriores domingos. Concordarán conmigo que existen pocos sentimientos más difíciles de fingir que la alegría. Y además difícilmente provoca alegría que sea exigida como un imperativo. Al mismo tiempo, hay que distinguir entre aquellas que son más pasajeras y cuidar sobre todo las alegrías duraderas.

            Miremos algo de nuestra historia. En el plebiscito de 1988 ganó el No con el pegajoso “Chile, la alegría ya viene”. La promesa de un mejor futuro logró, entonces, vencer el miedo de la posición contraria. La esperanza de un porvenir auspicioso para todos consiguió convocar a la mayoría. También entonces, como hoy y siempre, la alegría era difícil de alcanzar.

En 2019, antes, durante y después del estallido social, algunos comenzaron a reprochar críticamente los 30 años pasados: tal alegría solo habría alcanzado a algunos, mientras la inmensa mayoría de los chilenos seguiría sumido en los empantanados senderos del apenas sobrevivir. La alegría y la épica de la transformación social y colectiva de antaño terminaron transformadas en amargura, división, estancamiento, y en un cada vez más extendido individualismo.

            Estamos hoy también ante una disyuntiva electoral: debemos elegir entre el “a favor” o el “en contra” de la constitución propuesta. El tono de la campaña de uno y otro bando dista mucho de lo que se vivió hace 35 años. Más allá de lo que diga o no diga el texto, no se respira ambiente de alegría, sino de profunda preocupación, inseguridad, molestia, y en muchas partes abunda más el descrédito de la posición contraria que la fundamentación de lo que parece ser mejor.

            La primera lectura de hoy, tomada del libro del profeta Isaías, explicita con palabras preciosas el fruto de la unción del Espíritu sobre el rey/mesías: es impulsado a “anunciar buenas noticias a los pobres y a vendar los corazones heridos”. Es de esperar que ese mismo criterio sea uno de los que movilice nuestras acciones ciudadanas y políticas. Que poniendo al centro a quienes entre nosotros sufren más carestías, podamos ir perfeccionando nuestras instituciones que contribuyan particularmente al bien común, a la convivencia armoniosa y a modos consensuados de resolver nuestras diferencias.

El texto del evangelio según san Mateo que proclamamos hoy nos muestra a Juan el Bautista como primer testigo de la acción redentora de Jesús. Allanemos, al igual que Juan, en nuestras casas, lugares de trabajo y estudio, plazas y calles, el camino del Señor. Independiente del resultado de hoy, mañana tenemos que seguir conviviendo y trabajando porque nuestro país sea cada vez más próspero. Es de esperar que esa sea la principal motivación de todos quienes vivimos en Chile. Procuremos que la alegría alcance para todos, y que esta sea duradera.

Fragmento del Evangelio: Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías (Mt. 25, 33)

 

 

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO          Is 61, 1

Aleluya.

El Espíritu del Señor está sobre mí; Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres. Aleluya.

EVANGELIO

En medio de ustedes hay alguien a quien no conocen.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan   1, 6-8. 19-28

Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.

Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.

Él no era la luz, sino el testigo de la luz.

Éste es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle:

¿Quién eres tú?

Él confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente:

Yo no soy el Mesías.

¿Quién eres, entonces?, le preguntaron: ¿Eres Elías? Juan dijo: No.

¿Eres el Profeta? Tampoco, respondió. Ellos insistieron:

¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?

Y él les dijo:

Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.

Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle:

¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?

Juan respondió:

Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: Él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia.

Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.

 

domingo, 26 de noviembre de 2023

Juicio Final

 

Juicio final (Mt. 25, 31-46)

Hoy, en el seno de la Iglesia católica, celebramos la solemnidad de Cristo Rey del universo, y con esta fiesta culmina el año litúrgico. Ya la próxima semana comienza el adviento, tiempo de preparación a la Navidad. Estamos también en tiempo de finalización del año, de exámenes, de licenciaturas, entrega de premios y reconocimientos, y suele ser también ocasión para hacer un balance del año y planificar el que viene.

En el texto del evangelio según san Mateo que proclamamos hoy se nos presenta en forma de una parábola una escena majestuosa: al final de los tiempos el mismo Hijo de Dios, revestido de gloria y majestad, rodeado de sus ángeles, procederá a hacer un juicio sobre la vida de los seres humanos. En este juicio se nos ofrecen unas preguntas y también las respuestas. Paradojalmente, el mismo Jesús, Rey del Universo, revestido de gloria, se identifica con el más pequeño que sufre alguna necesidad: “Tuve hambre, ¿me diste de comer?”; “Tuve sed, ¿me diste de beber?”; “Era extranjero, ¿me acogiste?”…

Mirando nuestro momento presente, además de esas preguntas que apuntan a necesidades básicas, se me vienen a la memoria distintos rostros con necesidades que no están siendo aliviadas. ¿De qué manera seríamos interrogados por los más pequeños? Un primer ensayo: “Quería estudiar, ¿me abriste las puertas?”. El paro de profesores en Atacama, que ya ha llegado a su fin al menos declarativamente, es expresión de un problema mayor que afecta a decenas de miles de niños, y sorprende la lentitud para intentar resolverlo, en todos los niveles. Otra posible pregunta: “Me expulsaron del colegio, ¿me fuiste a buscar?” Son 227 mil los niños, niñas y jóvenes que, pudiendo ir al colegio no lo hacen, por distintas razones.

En la tradición de la Iglesia conocemos una oración, el “Yo pecador”, que al comenzar la misa nos recuerda nuestra común fragilidad, nuestra condición de creaturas. Reconocemos las faltas o pecados de “pensamiento, palabra, obra u omisión”. En el caso de la educación, las omisiones tienen consecuencias irreversibles en las vidas de las personas y van dañando profundamente el bien común, hipotecando el futuro de esos niños y también de sus familias y los barrios y poblaciones donde viven.

Las respuestas a las urgencias colectivas demandan esfuerzos colectivos, cuyo principal responsable es el Estado, a través de las instituciones que nos hemos dado para cuidar del bien común. Es de esperar que sea ese propósito el que nos oriente y vaya haciéndonos hacer los ajustes necesarios para que, como nos gusta ufanarnos, las instituciones realmente funcionen. Y para ello no basta solo con buena legislación, reglamentos, protocolos, políticas públicas, sino también, reconocernos como personas y promover el buen trato, el cariño, la compasión y el amor entre nosotros.

Si no basta la misericordia y compasión meramente humanas, apelemos a la invitación trascendente que el mismo Jesús nos hace en esta solemnidad de Cristo Rey. A la hora del juicio, seremos evaluados. Ya conocemos las preguntas y las respuestas. Pongámonos manos a la obra ya.


Fragmento del Evangelio: Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo (Mt. 25, 33)

 

 

EVANGELIO

Se sentará en su trono glorioso y separará a unos de otros.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 31-46

Jesús dijo a sus discípulos:

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y Él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquéllas a su derecha y a éstos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me alojaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver.

Los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?

Y el Rey les responderá: Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo.

Luego dirá a los de su izquierda: Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; era forastero, y no me alojaron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron.

Éstos, a su vez, le preguntarán: Señor, ¿cuando te vimos hambriento o sediento, forastero o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?

Y Él les responderá: Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo.

Éstos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.

 

sábado, 11 de noviembre de 2023

Presentación del libro Momentos bala de cañón

 

Al presentar el libro Testimonios de Conversión “Bala de Cañón”

José Fco. Yuraszeck Krebs SJ (CHL)

9 de noviembre de 2023


Muy buenos días. O buenas tardes. O buenas noches. Depende de donde estés conectado a este webinar. Es una gran alegría poder participar de este encuentro, con motivo del lanzamiento del libro con testimonios de conversión provenientes de muchas partes del mundo (enlace al libro). Les saludo desde Santiago de Chile. Desde hace poco más de cinco años colaboro en el Hogar de Cristo como Capellán General. Es esta una obra fundada hace casi 80 años por san Alberto Hurtado. La misión que nos convoca acá, expresada sintéticamente en dos verbos, es la de acoger y convocar. La foto que muestro la sacamos hace un tiempo a un costado de la tumba del Padre Hurtado: compañeros en el Hogar de Cristo sostenemos unas letras con nuestra misión. En distintos momentos de mi vida me ha alegrado profundamente encontrarme en varias partes del mundo con la presencia de una exportación no tradicional de mí país: precisamente la figura del Padre Hurtado, san Alberto Hurtado.

El Padre Hurtado vivió en la primera mitad del siglo XX. Era un apasionado seguidor de Jesús, que vivía con los sentidos atentos para reconocer la presencia actuante e interpeladora de Dios en el mundo y la historia. Tuvo también su momento “bala de cañón” en el encuentro con un mendigo que hervía de fiebre en una lluviosa noche en Santiago de Chile. Desde esa experiencia transformadora convocó a otros: al servicio, al trabajo académico e intelectual, a la organización sindical y comunitaria, a hacer del mundo un lugar más cariñoso, acogedor, fraterno y solidario. Y esto de muy diversas formas: dando una mano, un plato de comida, un techo donde dormir, ofreciendo un espacio de formación o capacitación. También promoviendo iniciativas de desarrollo integral con un sentido hondo de lo que significa ser cristiano en sintonía con lo que el Concilio Vaticano II afirmó algunas décadas después, y lo que la Compañía de Jesús declaró como su misión para el tiempo de hoy: el servicio de la fe y la promoción de la justicia que esa fe exige.



Me he encontrado en tantos otros momentos de mi vida con este nombre, el del padre Hurtado, en distintos lugares. Siendo estudiante universitario conocí de cerca el Infocap –Universidad del Trabajador en Santiago de Chile– inspirado en la figura del Padre Hurtado, que hablaba de la inmoralidad de una sociedad que no hacía un lugar central a los trabajadores. En esta misma institución comenzó a funcionar un proyecto de voluntariado que invitaba a jóvenes universitarios a acercarse a la realidad de las familias que vivían en asentamientos informales y que con los años tomó cuerpo en Un Techo para Chile, hoy sencillamente Techo, presente en 19 países de América Latina. El contacto con la precariedad en que vivían decenas de miles de familias en mi país le dio sentido a mis estudios de ingeniería, y me hizo experimentar mi propio momento “bala de cañón”. ¿Cómo permanecer quieto y cómodo, en mi zona de confort, si había tantas necesidades y dolores que aliviar? Desde entonces, y tras conocer la riqueza de la espiritualidad ignaciana en los Ejercicios, se despertó mi vocación a la Compañía de Jesús, que fue confirmada tras un tiempo como voluntario en la sala de enfermos terminales, precisamente del Hogar de Cristo. En ese lugar pude experimentar el inmenso amor con que el equipo del Hogar, que incluía muchas personas voluntarias, trataba a las personas que no tenían un lugar confortable para morir. En muchos casos sus familias los habían abandonado. Desde los hospitales públicos los venían a dejar al Hogar de Cristo, pues no tenían capacidad para atenderlos. Esa experiencia, de acompañar semana a semana a personas que estaban en sus últimos días de vida, y en la que inicialmente me sentía un perfecto inútil, fue también una “bala de cañón”: me conectó con mi propia vulnerabilidad y fragilidad, con la realidad palpable de la muerte, y con el valor de las obras de misericordia inspiradas por el Evangelio de Jesús o simplemente por sentimientos humanos de compasión.

Ya siendo jesuita, el año 2006 volví a colaborar en Techo al año siguiente de la canonización del Padre Hurtado, momento de fiesta que a algunos nos hizo despertar la necesidad de conformar comunidades cristianas en los lugares donde trabajábamos, colaborando con las familias y dirigentes a construir sus casas y soñar un país mejor. En la foto estoy con unos muchachos de un campamento en Lampa: nos fuimos a celebrar y pasar con ellos y sus familias la Semana Santa. Nos atrevimos, inspirados por el testimonio del Padre Hurtado, a no compartir solo los anhelos de tener una vivienda o un lugar en la ciudad, sino también a compartir la fe en Jesús y la esperanza de que es posible vivir en este mundo eso que llamamos el Reino de Dios.


El Hogar de Cristo de Chile cumplirá 80 años en octubre del año 2024: la inspiración del Padre Hurtado sigue viva y vigente entre todas las personas que colaboramos acá. El año pasado tuvimos la alegría de recibir a algunos amigos de la obra San José de Argentina, que trabajan al igual que nosotros con personas en situación de calle. La foto que ven nos muestra delante de la misma camioneta verde con la que el Padre Hurtado salía a buscar a los niños que vivían en la calle. Nos alegró de esa visita poder intercambiar experiencias con compañeros y compañeras de misión que al otro lado de la cordillera de los Andes querían también acoger y convocar.

El padre Hurtado decía muchos años atrás: “no descansen mientras haya un dolor que mitigar”. Los dolores que conocí décadas atrás con las familias que vivían en campamentos o de las personas que eran acogidas para un buen morir, mis momentos “bala de cañón”, así como los dolores que he conocido en todos estos años de jesuita, y muy especialmente estos años como Capellán General del Hogar de Cristo, siguen moviendo mis entrañas, despiertan mi compasión y misericordia, y me hacen querer seguir en la senda de tantos compañeros que se han comprometido a través de los siglos en el compromiso por el servicio de la fe y la promoción de la justicia que esa fe exige. La primera justicia que debemos cuidar es la de tratarnos y reconocernos como iguales unos a otros, sin distinciones de raza, clase social, apariencia, etc., todos llamados a colaborar para que nuestro mundo sea cada vez mejor, conforme al querer de Dios.

Agradezco a Xavier por su trabajo en la edición de este libro, y a todos quienes se han animado a compartirnos sus propios testimonios. Que el padre Hurtado, hijo de San Ignacio y de la Iglesia Católica, nos siga inspirando en nuestro compromiso social y de anuncio alegre del Evangelio.

Descarga el libro en español o en inglés.

Mira los videos con distintos "Momentos bala de cañón" Playlist Youtube.

Mira mi propio testimonio en video a continuación:



domingo, 5 de noviembre de 2023

Fordmidable

              Durante estas últimas semanas hemos sido testigos de una fiesta extraordinaria en las calles y recintos deportivos de diversos lugares de nuestro país, con motivo de los Juegos Panamericanos Santiago 2023. En algunos días más comienzan también los Parapanamericanos

              Concordará conmigo, querido lector, querida lectora, que esta fiesta deportiva ha sido como un bálsamo de paz en el enrarecido ambiente que respiramos hace años en Chile. O tal vez se trata de percepciones que se han instalado por distintas razones y no coinciden del todo con la realidad cotidiana que se vive en nuestras ciudades y barrios. Valga destacar que las delegaciones deportivas provenientes de todos los países del continente, han expresado muestras de profunda gratitud por la calidad de la organización, de las instalaciones deportivas, del metro y de la villa olímpica donde pasan la noche, de la calidad de la alimentación, y un largo etcétera. Seguro hay muchos detalles en los que mejorar, nunca nada humano es perfecto, pero en lo global la nota ha sido muy positiva.

               Tuve el regalo de poder ir al Estadio Nacional el martes que pasó. Se vivía un ambiente de fiesta, con familias enteras que participaban de los juegos. Pude participar festivamente como espectador de los 1500 metros que constituían la última prueba del Decatlón. Ganó la medalla de oro un cubano-chileno (nacionalizado a comienzos de este año), Santiago Ford. Tras vestirse de gloria con nuestra bandera y ser ovacionado por el estadio repleto, al son del Chi-Chi-Chi, Le-Le-Le, compartió que había cruzado hace algunos años a pie por la frontera, y que por eso mismo, al llegar a la meta, detuvo el tranco y pasó caminando. Su testimonio es expresión del aporte maravilloso que la enorme mayoría de migrantes que han elegido Chile como su patria en la última década ha hecho al progreso de nuestro país.

“Fordmidable”, como tituló Las Últimas Noticias su portada, ocurrencia que copio y celebro. Fordmidable, Santiago Ford.

En el caso de las competencias deportivas que nos alegran el corazón por estos días, es elogiable el esfuerzo cotidiano de entrenar e ir venciéndose a sí mismo de cada deportista, así como de los empeños de coordinación institucional y de trabajo en equipo, que dan sus frutos en resultados. Cierto es que no todos pueden ganar: en la sana competencia, nutrida de compañerismo y de reconocimiento de los esfuerzos del rival, hay valores profundos que bien podrían iluminar nuestra convivencia social y democrática, y motivar propósitos de vivir más sanamente.

El evangelio que proclamamos este domingo contrapone una vez más a Jesús con los “escribas y fariseos (que) ocupan la cátedra de Moisés”, pero “no hacen lo que dicen”. Es parte de la condición humana que entre el dicho y el hecho hay mucho trecho. Una posibilidad de solución a esta constatación es que es mejor decir poco, y más bien que los hechos hablen por sí mismos. Buena parte de las enseñanzas de las escrituras hablan de la protección y cuidado debidos al huérfano, a la viuda, al extranjero, que vive entre nosotros. Tomemos inspiración de lo que hemos vivido colectivamente en estos juegos para la vida de cada día.

 

José Fco. Yuraszeck Krebs, S.J.

Capellán General Hogar de Cristo

 

Fragmento del Evangelio: El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado (Mt. 23, 12)

 

 

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Mt 23, 9b. 10b

Aleluya.

Ustedes no tienen sino un padre: el Padre celestial; sólo tienen un doctor, que es el Mesías. Aleluya.

EVANGELIO

No hacen lo que dicen.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 23, 1-12

Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:

Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.

Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar mi maestropor la gente.

En cuanto a ustedes, no se hagan llamar maestro, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen padre, porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco doctores, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.

El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.

 

domingo, 15 de octubre de 2023

Celebrar

Celebrar (Mt. 22, 1-14)

En algunos días más, el jueves 19, celebraremos el aniversario 79 del Hogar de Cristo. Recordamos en esta circunstancia a su fundador, el padre Hurtado, que atento a los dolores y necesidades de su tiempo, convocó alegremente a muchas personas para procurar aliviarlos. Ese mismo espíritu nos anima el día de hoy: como las necesidades y dolores van cambiando, urge tener siempre una mirada actualizada, para responder creativamente y con amor a ellas. Por estos mismos días también, se conmemora el cuarto aniversario del estallido social que hizo evidentes dolores, tensiones y necesidades no atendidos en distintos frentes, y puso en cuestión nuestra convivencia e instituciones.

Los últimos domingos hemos estado reflexionando sobre el contenido del que es quizás el principal anuncio de Jesús, el Reino de los Cielos, iluminados por distintas parábolas: el día de hoy se acentúa el carácter de invitación festiva que tiene, con la imagen de un banquete de bodas. Al mismo tiempo se supone la libertad para acoger (o no) esa invitación. El modo como se responde a esta invitación tiene consecuencias muy concretas para la vida.

Estamos ya entrados en el último trimestre del año, el próximo mes viene la Teletón, y en lo que se refiere al proceso constitucional - que ha sido el modo de canalizar institucionalmente el desbarajuste post estallido social (“La Vuelta Larga”, a decir del ex ministro Gonzalo Blumel, les recomiendo su libro) - hemos entrado también en la última etapa, en manos de la comisión de expertos, para luego armonizar y proponer un texto que debe ser plebiscitado a mediados de diciembre. La exacerbación de la violencia nunca ha sido camino para la paz duradera: mire no más lo que está ocurriendo en Palestina e Israel.

El relato del Evangelio según san Mateo que proclamamos hoy puede iluminar nuestro presente: la redacción de una nueva constitución debiera ser motivo de alegría y fiesta, buscando que todos quienes vivimos en Chile nos sintamos acogidos y representados, al menos en sus aspectos fundamentales. Si algo aprendimos del proceso anterior, es que cuando las tintas se cargan para un lado del espectro político, la inmensa mayoría no se siente representada. Esta segunda, y tal vez última oportunidad por ahora, puede correr el mismo riesgo por el lado contrario. ¡No desperdiciemos la oportunidad!

Al igual que los primeros invitados a la boda en la parábola, los asuntos cotidianos y que son aparentemente más urgentes, pueden quitarnos el interés de participar. Con perspectiva de largo plazo, levantando la mirada, no hay quizás nada tan importante como ponernos de acuerdo en un texto que sirva verdaderamente como la casa común que nos cobije, la mesa que permita que todos encuentren un lugar. Se trata de organizar de mejor modo a las distintas instituciones que nos hemos dado para cuidar el bien común, especialmente a los más pobres y vulnerables entre nosotros, y que al mismo tiempo garantice estabilidad y certeza jurídica, fundamentos para el desarrollo sostenible.

Aprendamos de las lecciones recientes de nuestra historia, sumando a ello también la sabiduría milenaria del evangelio: hagamos lo posible para que se ensanche la mesa en nuestro país, que todos encuentren un lugar en él y tengamos motivos colectivos y permanentes para celebrar.

Fragmento del Evangelio: El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren.

 

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO   Cf. Éf 1, 17-18

Aleluya.

El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestros corazones, para que podamos valorar la esperanza a la que hemos sido llamados. Aleluya.

EVANGELIO

Inviten al banquete nupcial a todos los que encuentren.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo   22, 1-14

Jesús habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los fariseos, diciendo:

El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero éstos se negaron a ir.

De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas. Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.

Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad. Luego dijo a sus servidores: El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren.

Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.

Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?. El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a los guardias: Átenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes

Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.

domingo, 24 de septiembre de 2023

Los últimos primero

 (Mt. 19, 30-20, 16)

            Hoy es el último domingo de septiembre, día de oración por Chile. Con este motivo se realiza también, en los alrededores de la Plaza de Armas de la ciudad de Santiago, la procesión de la Virgen del Carmen, patrona de Chile y de sus fuerzas armadas. En el Magnificat (Lc. 1, 46-55), canto precioso de María tras la visita a su prima Isabel, alaba a Dios por su gran misericordia, por la maravillosa obra que ha hecho en ella tan pequeña, y por la inversión de situaciones que opera salvíficamente en la historia: “Derriba del trono a los poderosos, enaltece a los humildes”. Algo similar se nos muestra en el texto del evangelio según san Mateo que proclamamos hoy: los últimos son primeros.

            Algunos kilómetros al poniente, a la misma hora, celebraremos la Eucaristía a un costado del Puente Bulnes, para recordar y orar por el eterno descanso de Juan Alsina y otras personas, asesinadas hace 50 años. Consigna el informe Rettig lo siguiente: “Juan Alsina Hurtos, español, 31 años, sacerdote católico, quien ejercía su ministerio en la Parroquia San Ignacio de San Bernardo y se desempeñaba como Jefe de Personal del Hospital San Juan de Dios, fue ejecutado el 19 de septiembre.”

            La primera vez que se realizó la procesión de la Virgen del Carmen, según registros históricos, fue en 1678, animada por la cofradía de Hospitalarios de San Juan de Dios. Precisamente en el Hospital San Juan de Dios trabajaba como sacerdote obrero Juan Alsina. Corrió la suerte de muchas personas: pudiendo arrancar para salvar su vida, prefirió asistir confiadamente a su lugar de trabajo.

            Por el testimonio del conscripto Nelson Bañados, militar de la patrulla del regimiento Yungay de San Felipe, se sabe que al bajarlo del camión en que lo llevaban, el padre Juan le dijo: “Por favor, no me pongas la venda. Mátame de frente, porque quiero verte para darte el perdón”. En medio de la violencia deshumanizante, del horror, del sinsentido más brutal, el testimonio de fe y de la misericordia humana y de Dios que en él se nos ofrece, es conmovedor.

            Del mismo modo, el relato evangélico que proclamamos hoy nos sitúa en la órbita de la gratuidad o el don, tan distinta de las relaciones de intercambio o mérito a las que estamos acostumbrados. ¡Al que llegó último se le paga lo mismo que al que llegó primero!

Estamos concluyendo septiembre que moviliza siempre sentimientos y rituales diversos: por un lado las fiestas patrias con baile, festejo, encuentros, comida, y el comienzo de la primavera; por el otro, la memoria del horror desatado irracionalmente y de la fraternidad rota hasta el extremo del aniquilamiento. Somos ambos extremos. Miremos nuestro futuro con el anhelo de que nunca más lleguemos a tal nivel de confrontación fratricida.

            Resulta esperanzador que hace algunos días el cardenal Celestino Aós, en el Te Deum Ecuménico de Fiestas Patrias, haciendo eco del Plan Nacional de Búsqueda anunciado a fines de agosto por el presidente Gabriel Boric, haya ofrecido la colaboración de la Iglesia Católica, para recabar información. Ya han pasado 50 años: es quizás la última oportunidad para que quienes fueron testigos de la desaparición forzada de miles de compatriotas, se expresen. Como con el Comité Pro Paz o la Vicaría de la Solidaridad, inspirados por la parábola del Buen Samaritano, intentemos sanar las heridas que aún siguen abiertas, con el bálsamo de la verdad, la justicia y la reparación.

Fragmento del Evangelio: Jesús dijo a sus discípulos: Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros”

  ACLAMACIÓN AL EVANGELIO   Cf. Hech 16, 14b

Aleluya. 

Señor, toca nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluya.

EVANGELIO

¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo  19, 30----20, 16

Jesús dijo a sus discípulos: Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros, porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña.

Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: “Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo”. Y ellos fueron.

Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: “¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?” Ellos les respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Entonces les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña”.

Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: “Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros”.

Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: “Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada”.

El propietario respondió a uno de ellos: “Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?”

Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.

domingo, 3 de septiembre de 2023

Perder para encontrar

 (Mt. 16, 21-27)

En muchos espacios de la cultura y sociedad contemporáneas, se exaltan el individualismo, la competencia en extremo, el buscar ganar a toda costa. Sin embargo, en la vida y mensaje de Jesús de Nazareth, se nos señala otro camino, que es una paradoja bien difícil de vivir. ¿De qué tipo es la felicidad y alegría eternas que anuncia el Evangelio?

En el relato del capítulo 16 de San Mateo que proclamamos hoy, Pedro se quiere oponer a que Jesús vaya a Jerusalén –lugar donde todo indica va a encontrar oposición,  violencia, muerte de cruz, como anuncia–  y encuentra en Él una respuesta radical: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.

Si somos seres humanos no tenemos otro modo de pensar que como seres humanos. Confundimos con facilidad lo que está bien con lo que nos conviene. Le escapamos al dolor por buscar lo placentero. ¿Poner la otra mejilla ante una ofensa? Instintivamente brota devolver la ofensa o premeditar con astucia la venganza. ¡Se sirve ésta en plato frio! ¿Quién está dispuesto a perder?

Estamos entrando en septiembre, a pocos días del aniversario 50 del golpe de Estado de 1973. De lado y lado –son muchos más que dos–, se hacen esfuerzos por imponer posturas o puntos de vista, o de desacreditar el contrario. Por lo mismo me ha parecido muy orientadora y sensata la afirmación de la senadora Isabel Allende Bussi cuando dice: “No va a haber nunca la verdad oficial, cada uno lo vive como lo vivió... Pero no entiendo que no podamos decir ‘nunca más romper una democracia’”. Sobrecogedor me ha parecido también “La Búsqueda”, el libro en primera persona de Cristóbal Jimeno Chadwick, escrito junto a su esposa Daniela Mohor, sobre su padre, Claudio, colaborador cercano del presidente Allende en La Moneda, detenido desaparecido desde hace 50 años: “No es un hecho que ocurrió hace 50 años, es un hecho que viene ocurriendo desde hace 50 años”

            Ninguna de los relatos de los sucesos que fueron llevando al quiebre democrático e institucional, y de la profunda fractura social en la que fue entrando Chile en la década del 60, que se agudizaron en tiempos de la Unidad Popular, justifica ni explica el horror que se vivió después. No hay empate posible, ni se trata de buscar ganar una discusión: hay posiciones aparentemente irreconciliables. Pero sí podemos acordar mínimos civilizatorios y hacer el esfuerzo de hilar las distintas historias que constituyen nuestra memoria colectiva.

¿Cómo avanzar en caminos de verdadero encuentro y reconciliación? ¿Cuáles “nunca más” tendríamos que volver a conjugar?

            La espiritualidad cristiana encierra una sabiduría de siglos y en el pasaje del evangelio que proclamamos hoy se sintetiza de muy buen modo. Es un mensaje que trasciende incluso las fronteras de la Iglesia; es sabiduría de profunda humanidad. Tomemos algo de ella para reflexionar en estos días, propiciando la conversación con altura, que busque escuchar sin imponer y posibilite en un futuro no tan lejano espacios para el reencuentro verdadero desde nuestra común vulnerabilidad, que incluye también la frágil memoria.

 

Fragmento del Evangelio:

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.

¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?

 

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO   Cf. Ef 1, 17-18

Aleluya.

El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestros corazones, para que podamos valorar la esperanza a la que hemos sido llamados. Aleluya.

EVANGELIO

El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo   16, 21-27

Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.

Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá.

Pero Él, dándose vuelta, dijo a Pedro: ¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.

¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?

Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.