domingo, 18 de febrero de 2024

Cenizas

 

Cenizas (Mc. 1, 12-15)

Como un rito que se repite trágicamente año a año, hemos sido testigos hace algunas semanas de enormes incendios que han provocado un daño mayor a miles de compatriotas, sus cosas y sus casas. Lamentamos sentidamente la muerte de 132 personas, y nos sumamos a la angustia de quienes aún no encuentran a sus seres queridos desaparecidos. Se ha señalado que lo más probable es que muchos de ellos hayan sido calcinados por las llamas, transformados en cenizas, lo que dificultaría seriamente que podamos encontrarlos y reconocerlos para darles luego sepultura.

Casi al mismo tiempo nos ha golpeado la trágica muerte del expresidente Sebastián Piñera. En su inesperada muerte y la de quienes perdieron la vida en los incendios tocamos una vez más la realidad de nuestra común fragilidad. “Volver a ser de repente, tan frágil como un segundo; volver a sentir profundo, como un niño frente a Dios”, cantaba Violeta Parra.

Así nos hemos sentido estas últimas semanas.

Hace unos días comenzó el tiempo de Cuaresma con el Miércoles de Cenizas. En la misa ese día se impone la ceniza sobre la cabeza de los fieles, y junto a ello se pueden decir dos frases: “Conviértete y cree en el Evangelio” o “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás”. Con la elocuencia de las tragedias de estas semanas estas expresiones parecen hasta redundantes.

La Cuaresma, que se extenderá por cinco semanas más, debiera ser, para quienes nos decimos cristianos, un tiempo fuerte, de disposición interior y preparación para la conmemoración del acontecimiento central de nuestra fe en la Semana Santa: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. En su Misterio Pascual, que incluye la dinámica de la encarnación, se encierran verdades de salvación que es bueno recordar año a año, porque por distintas razones se nos pueden olvidar o hacer poco significativas para la vida. Son verdades que para que sean eficaces en nuestras vidas han de ser, precisamente, vividas.

La muerte, el sufrimiento, el dolor, desde la perspectiva cristiana, no tienen la última palabra. La vida, la esperanza y la alegría, se ofrecen como antídoto en medio de las realidades transitorias y tantas veces trágicas de este mundo. Estas tienen como parientes cercanas a la solidaridad, el tender una mano al que sufre o tiene alguna necesidad, el promover y cuidar el bien común; y a la resiliencia, el ponernos de pie personal y comunitariamente cuando caemos. La invitación a la conversión que nos hace Jesús, o sea, el reconocer el camino o los pasos errados que llevábamos y volver al camino del bien, de creer en la Buena Noticia, y el hecho de que Él haya sido tentado, tal como se nos cuenta en el texto del Evangelio que proclamamos hoy, conecta dramáticamente con estas notas existenciales de nuestra vida.

Hemos sido testigos también, como tantas otras veces, de expresiones fecundas de fraternidad y cariño hacia quienes están sufriendo con la pérdida de sus seres queridos. Ha habido gestos más difundidos como el abrazo del presidente Gabriel Boric a Cecilia Morel y su familia, y tantos otros anónimos en los cerros y quebradas de la región de Valparaíso. Sigamos hermanándonos y conmoviéndonos con las necesidades de quienes viven a nuestro alrededor, y procuremos aliviarlas con esfuerzos de coordinación, colaboración, desprendimiento y entrega. Es lo que intentamos hacer este viernes recién pasado con la campaña Juntos, Chile se levanta, entre el Banco Estado y toda la banca privada, Anatel, Movidos x Chile, Techo y el Hogar de Cristo, y muchas otras organizaciones, tanto públicas como privadas, así como un grupo importante de artistas. Transformemos estas tragedias en una oportunidad para renacer desde las cenizas, reconocernos en nuestra frágil condición humana y hacer que nuestro país sea cada vez mejor.

 

Fragmento del Evangelio: El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia Mc. 1, 15

 

 

EVANGELIO

 

Fue tentado por Satanás y los ángeles le servían.

 

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 12-15

 

El Espíritu llevó a Jesús al desierto, donde fue tentado por Satanás durante cuarenta días. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.

 

Después que Juan Bautista fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia.