(Mt. 1, 18-24)
El ángel,
mensajero de parte de Dios, invita a José a confiar que el niño que nacerá de
María será fruto del Espíritu Santo para bien de toda la humanidad. Y es que
cada nacimiento es oportunidad de un nuevo comienzo.
Hemos vivido en
estos últimos meses situaciones de conflicto social y político muy serios en
nuestro país, los más graves de las últimas décadas, sin duda. Ya es un hecho
el camino hacia una nueva constitución, el que debe confirmarse con un plebiscito
en el mes de abril. Se ha avanzado en diversos anuncios que mejoran las
pensiones y los sueldos más bajos. El ministro de Hacienda ha utilizado un
criterio de justicia a la hora de proponer el reajuste de sueldos del sector
público: que los que están peor, estén mejor. En el sector privado hay
iniciativas similares: sin que medie cambio de ley, se han mejorado los sueldos
más bajos.
La otra cara del
estallido social –la fea– es el aumento del desempleo, muchos puestos de
trabajo han sido destruidos por los saqueos, los incendios, la violencia y por
la contracción económica que esta inestabilidad ha acarreado. Este es el contexto en que nos aprontamos en este
cuarto domingo de adviento a celebrar la Navidad.
En este contexto
lo que corresponde es regalarnos volver a lo fundamental. Para ello un buen
ejercicio es mirar el pesebre: al niño Jesús que en su fragilidad, rodeado de
animales y del calor que sus papás le pueden ofrecer, se transforma en luz de
las naciones. Y junto a ello contemplar cómo se realiza todo esto en la persona
de Jesús. Un segundo ejercicio puede ser mirar los pesebres de la historia: la
vida de las personas en situación de calle (al menos 15 mil en todo Chile, que
son los que ha atendido el Hogar de Cristo este año); los niños y adolescentes excluidos
del sistema escolar (más de 200 mil); los jóvenes que ni estudian ni trabajan
(alrededor de 600 mil); las familias que sufren hacinamiento urbano o viven en
campamentos (alrededor de 450 mil), por nombrar algunos de los rostros de la
exclusión en nuestras ciudades.
Pongamos la
atención sobre el texto del evangelio que proclamamos hoy. “No temas”. Esas son
las palabras del ángel a José, que ya urdía un plan para no hacerse cargo de la
criatura que venía en camino. “Es fruto del Espíritu Santo”, es el argumento
del ángel. La paternidad de cualquier hijo provoca temor. Viene entonces la
invitación a participar. Tras el anuncio del ángel, José hace lo que en sueños
le ha sido revelado, y lleva a María a su casa. El resto de la historia es bien
conocida. Cumplido el tiempo, recibieron a Jesús en un pesebre en Belén. Su
cumpleaños lo celebraremos este miércoles.
Las dos caras
del anuncio del ángel me parece son mensajes oportunos para el Chile de hoy.
Aunque muchos tengan argumentos más que razonables para estar temerosos del
futuro, nunca es buen consejero el miedo. Y ante la tentación de la
indiferencia, se nos llama en las actuales circunstancias, a participar
activamente en la construcción de un Chile más fraterno, más solidario, más
justo, donde los que están peor, estén mucho mejor, y transformemos nuestra
cultura e instituciones para servir al bien común.
Como en el pedir
no hay engaño, al terminar me atrevo a invitarte a considerar lo siguiente: en
estos últimos meses, dada la contingencia social y política en la que estamos,
se han visto afectadas muchísimas organizaciones de la sociedad civil que
sirven a los más pobres. En muchos de esos espacios han caído los aportes y
donaciones que hacen posible “parar la olla” día a día. Regálate entonces, en
esta Navidad, el hacer un regalo a alguna fundación, ya sea en la forma de voluntariado,
ya en la de socio o haciendo una donación por una vez. Tu aporte será muy bien
recibido y tendrás el regalo de hacer el bien ayudando a aliviar necesidades
que de otro modo no serán atendidas. He sido testigo de cómo algunas familias y
empresas han decidido transformar sus celebraciones navideñas o de fin de año en
una acción de servicio o en la donación de aportes antes destinados para otras
actividades. Algo similar ha ocurrido con los fuegos artificiales en diversas
comunas. Todos ganamos en acciones como esta. Si te parece hacer esto en alguno
de los programas del Hogar de Cristo, me puedes escribir a jyuraszeck@hogardecristo.cl
¡Y que pasen todos una muy Feliz Navidad!
José Fco. Yuraszeck Krebs, S.J.
Capellán General del Hogar de Cristo
Cita del evangelio: “José, hijo de David, no temas acoger a
María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.
Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su
pueblo de los pecados” (Mt. 1, 18-24).
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