Hace un tiempo tuve la oportunidad de visitar Manvi, un lugar donde los jesuitas de la provincia de Karnataka han iniciado hace unos 15 años un trabajo fecundo que incluye, entre otras cosas, un colegio, internados, y también un centro social para apoyar a las comunidades tribales que viven en las aldeas vecinas. Todo esto en coordinación con la cercana misión de Pannur, donde también tienen un colegio y un internado, además de un dispensario para la atención médica, llevado adelante por unas hermanas. Recientemente han terminado de construir en Pannur el templo parroquial.
Caminando un día sábado por la tarde por las canchas del campus que acoge todas estas instituciones, se me acercaron amistosamente unos muchachos. Tras las primeras preguntas rompehielo (cuál es su nombre, de dónde viene, hasta cuándo se queda, etc.) les pedí que me enseñaran las reglas del criquet, que sus compañeros jugaban unos metros más allá. Con gusto lo hicieron, a pesar de sus dificultades con el inglés y mi total ignorancia respecto de su propia lengua, el Kannada. (Entre nosotros, no me pareció muy entretenido el criquet, al menos al mirarlo, tal vez otra cosa sea jugarlo. ¿O será que no entendí?).
Tras terminar con la explicación, uno de ellos me preguntó, con voz más o menos seria: ¿Cómo puedo ser tan gordo como Ud.?
De a primeras no me gustó nada la pregunta, y se lo dije. Puede que sea maceteado, que esté sanito, que parezca fuerte, ... pero ¿gordo?
Entendí el fondo de la pregunta. A sus 16 años no consigue "echar cuerpo".
Le hablé de que tenía que preocuparse de comer bien, y también de hacer deporte.
Lo que no le dije es que probablemente a esta altura no hay mucho que hacer: lo que no comiste cuando eras un niño, o lo que tu madre no comió mientras te amamantaba, es muy difícil de recuperar. Ello determina de algún modo la contextura, y varios otros desarrollos posteriores, incluida la situación de salud, la espectativa de vida y en cierto sentido puede afectar también el desarrollo intelectual. Tampoco le dije que en el otro extremo, el sobrepeso o la obesidad tiene sus riesgos.
Estaban muy preocupados de que no me fuera a olvidar de sus nombres. Así es que les propuse sacarnos una foto y escribirlos en ella. Acá está. Akash de 10 años, Yallappai de 14, y los dos Basavaraj de 16. A mis 39 me veo ciertamente más grande - y gordo - que ellos. Atrás, sus compañeros juegan criquet.
Me alegré de que a ellos se les diera la oportunidad de hacer amistad, estudiar, hacer deporte y formarse en este lugar, además de recibir una buena alimentación cada día. Hay muchos otros lugares en los que esta posibilidad simplemente no existe.
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