viernes, 2 de diciembre de 2016

Aculturación (o el largo camino de los migrantes una vez que han llegado a destino)



Haitíanos en Chile Fuente: T13
Toda persona que deja su país para llegar a otro, ya sea solo o con su grupo familiar, debe enfrentar cambios en lo que se refiere a aspectos físicos (lugar, ciudad, clima), biológicos (alimentación, enfermedades), políticos (documentación, legislación), económicos (trabajo), culturales (religión, idioma, costumbres) y sociales (prejuicios, redes sociales). Al proceso de hacer frente y asumir estos cambios se le da el nombre de aculturación.[1]
La definición más reciente de este proceso de aculturación es la acuñada por Berry: “un proceso de resocialización que involucra características psicológicas como el cambio de actitudes y valores, la adquisición de nuevas habilidades sociales y normas, así como los cambios en referencia a la afiliación con un grupo y el ajuste o adaptación a un ambiente diferente.”[2] Otros autores prefieren hablar de hibridación para referirse a los procesos de resignificación identitaria desarrollados en el transcurso de una experiencia migratoria: “un proceso sociocultural mediante el cual emergen nuevas estructuras y prácticas producto de la combinación con aquellas ya existentes”[3]. Aunque es cierto que en el encuentro entre dos culturas, la de Origen y la de Llegada (ver Tabla 1), el resultado siempre será algo nuevo, o sea un híbrido entre ambas, la experiencia parece mostrar que la escisión forma parte de la de la experiencia migratoria: “un estar aquí y allá, sin pertenecer completamente a ningún lugar.”[4] En los extremos hay quienes pierden la cultura de Origen y a la vez se cierran a la de Llegada, dando lugar a la Marginalización, o bien quienes conservan ambas y se mueven de una a la otra de acuerdo al contexto, ocasionando la Integración o Biculturalismo.
Proceso de Aculturación en migrantes
Cultura de Origen
(+)
(-)
Cultura de Llegada
(+)
Integración o Biculturalismo
Asimilación
(-)
Segregación
Marginalización
Tabla 1: Modelo de aculturación de Berry
Hay algunos estudios que muestran como cada uno de estos distintos tipos de aculturación pudiera estar correlacionado con características particulares de las personas o grupos de migrantes: dentro de ellas se incluye el tipo de personalidad (neuroticismo, extraversión, psicoticismo); los motivos que llevaron a salir de su país (sobre todo si están relacionados con eventos traumáticos), y algunos elementos relacionados con la salud mental, particularmente el modo de vivir y elaborar los duelos que suponen dejar atrás familia, relaciones, trabajo, costumbres, etc.[5] Mientras más se sea capaz de elaborar un relato relacionado con lo dejado atrás y se puedan integrar en las nuevas búsquedas las pérdidas, más posibilidades hay de que la integración sea exitosa. Lo que hay que intentar evitar es el factor social – llamado por algunos “derrota social” – que motivada por el racismo, la sensación de sentirse excluido, la pertenencia a un grupo minoritario, el no manejar la lengua del lugar y dificultades concretas respecto de las condiciones de vida (sobre todo trabajo y habitación/vivienda) es determinante en la aparición de algunas enfermedades mentales.[6]
Desde la perspectiva de la cultura que recibe a un grupo de inmigrantes, para lograr la integración plena se han de iniciar al menos dos procesos que pudieran llevar algún tiempo: el primero tiene relación con la dimensión legal, que según los distintos procedimientos incluirá en caso de ser favorable la obtención de un documento de identidad y concluirá con la obtención de un permiso de residencia o algún otro status jurídico. El segundo proceso dice relación con el reconocimiento o aceptación de quien busca integrarse por parte de la comunidad local, en cualquiera de sus manifestaciones: espacio laboral, educativo, social, vecinal, parroquial, etc. Al cruzar estos dos procesos se genera la siguiente tabla:[7]           


Autorización (legal)


(-)
(+)
Reconocimiento (cultural)
(-)
Exclusión
Estigmatización
(+)
Tolerancia
Integración
Tabla 2: Autorización y Reconocimiento
En la presentación del Informe Anual 2016 [8] del Centro Astalli su director, Camilo Ripamonti S.J., aseveraba que para favorecer una verdadera integración de quienes llegan a un nuevo país la primera acogida era primordial, y esto tanto por los servicios de primera necesidad que hacen que la vida sea vivible, como por la predisposición positiva al tejido de nuevas redes sociales que se inicia en ese primer momento de llegar. Si la primera acogida no es positiva la probabilidad de que la integración no sea fructífera es mayor.

* Este posteo forma parte de un escrito mayor titulado 'Integración Social de Migrantes' presentado como trabajo final del curso 'Ética de las políticas de Migraciones' el 2° semestre del año académico 2015-16 ofrecido por el profesor René Micallef S.J. en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. (Descargar trabajo completo). 




[1] Seguimos en este párrafo y los sucesivos algunos de los elementos expuestos en R. Ferrer – al., «Proceso de aculturación y adaptación del inmigrante» (Descargar artículo) y en M. Fajardo – al., «Estudios actuales sobre aculturación y salud mental en inmigrantes» (Descargar artículo).

[2] M. Ambrosini, Non passa lo straniero? Le politiche migratorie tra sovranità nazionale e diritti umani, p. 12ss. También en R. Ferrer – al., «Proceso de aculturación y adaptación del inmigrante», p.562.
[3] N. García Canclini, Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, citado en C. StefoniM. Bonhomme, «Una vida en Chile y seguir siendo extranjeros», p.83. (Descargar artículo)

[4] Id.

[5] Cf. R. Ferrer – al., «Proceso de aculturación y adaptación del inmigrante», p.563-565.

[6] Id.


[7] M. Ambrosini, Non passa lo straniero? Le politiche migratorie tra sovranità nazionale e diritti umani, p.38-41.

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