El papa Francisco en Lampedusa. Fuente: Sitio ACNUR |
Los pronunciamientos de los papas
y organismos eclesiales en relación con los procesos de migración han ido
evolucionando y adquiriendo cada vez una visión más universal - o sea menos
eurocéntrica - e incorporando una perspectiva múltiple, tanto en lo
cultural como en lo religioso y en las otras manifestaciones del ser humano.
Así es como en 1894 León XIII se refería ante todo al respeto a la cultura y
tradiciones de los que migran en atención a católicos que llegaban a países
predominantemente protestantes. No es el propósito de este escrito hacer una
larga presentación del desarrollo del magisterio en este tópico: por eso el
título Brochazos...
Es conveniente destacar la figura
de Pio XII que en 1952 invitaba [1] a
considerar los múltiples aspectos sociales del fenómeno migratorio, a reconocer
y valorar las culturas no cristianas, y a promover con insistencia los derechos
de los migrantes, entre los que destaca la importancia de mantener juntas a las
familias y el valor de los organismos internacionales para la atención del
fenómeno migratorio. En 1967 Pablo VI insertará el tema de la migración dentro
de la Encíclica Populorum Progressio [2], y destacará el valor de la hospitalidad
y la importancia de la integración, reconociendo las dificultades que tienen
quienes llegan a un lugar de hacerlo adecuadamente.
En la Erga Migrantes Caritas
Christi [3],
documento presentado en 2004, se recoge buena parte de los distintos
desarrollos magisteriales sobre el tema, destacándose la invitación a crear una
cultura de acogida y hospitalidad, que incluya acciones concretas de servicio y
advocacy en favor de los migrantes. En el ámbito cultural propone
incluir en la enseñanza de la religión y la catequesis a los niños la promoción
de actitudes de acogida y fraternidad.[4] Se
trata de ir progresivamente dejando de comprender a quienes llegan tan solo
como huéspedes para pasar a tratarlos como verdaderos hermanos, favoreciendo la
integración, que solo se logra con el tiempo. En esta consideración del tiempo,
el documento define ciertos pasos necesarios:
En cuanto a la acogida, será útil
y correcto distinguir los conceptos de asistencia en general (o primera
acogida, más bien limitada en el tiempo), de acogida propiamente dicha (que se
refiere más bien a proyectos a más largo plazo) y de integración (objetivo a
largo plazo, que se ha de perseguir constantemente y en el sentido correcto de
la palabra).[5]
En América Latina, la V
Conferencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) realizada en
Aparecida (Brasil) el año 2007, señaló precisamente a los migrantes dentro de
los 5 grupos prioritarios de atención.[6] En
sus orientaciones destaca: (1) Que la iglesia se comprende como una familia que
no tiene fronteras. (2) Se invita a una coordinación entre las iglesias locales
de salida y de acogida. (3) Se valora la labor de denuncia profética de los
atropellos que pueden sufrir los migrantes pobres, además de los abusos
presentes en las políticas migratorias. (4) Que los migrantes no solo son
objeto de misericordia o asistencialismo, sino también – para el caso de los
que sean cristianos - verdaderos discípulos misioneros, por lo que no se debe
descuidar su acompañamiento pastoral.
Se puede notar como desde un
discurso más eclesiocéntrico, con foco en la descristianización atribuida sobre
todo a la falta de sacerdotes - que es en líneas generales el tono de la 1ª
Conferencia del CELAM en Rio de Janeiro (1955) - con el acontecimiento del
Concilio Vaticano II y las Conferencias realizadas para su implementación en
América Latina (Medellín en 1968, Puebla en 1979, Santo Domingo en 1992,
Aparecida 2007) se han dado grandes pasos hacia acoger la diversidad que nos
constituye, incluyendo y valorando el aporte de los pueblos
indígenas/originarios, de los afroamericanos que fueron traídos como esclavos a
estas tierras, y de los grandes flujos de migrantes europeos desde el s.XVI y
de todo el mundo desde mediados del s.XIX.[7]
Esta apertura a la multiculturalidad que nos constituye en América Latina está
en sintonía con el giro discursivo que es posible reconocer presente en algunos
de los documentos de la Iglesia Universal.
* Este posteo forma parte de un escrito mayor titulado 'Integración Social de Migrantes' presentado como trabajo final del curso 'Ética de las políticas de Migraciones' el 2° semestre del año académico 2015-16 ofrecido por el profesor René Micallef S.J. en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. (Descargar trabajo completo).
[1] Pio
XII, «Exsul Familia. Costituzione apostolica sulla cura spirituale degli
emigranti». (Versión en español)
[2] Destaca el valor de la
Hospitalidad, y la particular atención que se ha de tener con los Trabajadores
Emigrantes que separados de sus familias trabajan en condiciones deplorables
para enviar las remesas a su tierra natal. Invita también a un diálogo de
civilizaciones hacia promover la fraternidad y el establecimiento de relaciones
duraderas más allá de las meramente contractuales, o sobre productos y
técnicas. Cf. Pablo VI, «Populorum
Progressio», nn.67.69.73 (Versión en español)
[3] Pontificio
Consiglio della Pastorale per i migranti e gli itineranti, «Erga
Migrantes caritas Christi». (Versión en español).
[4] Id. nn.39-40
[5] Id. n.41
[6] En el apartado 8.6 Rostros
sufrientes que nos duelen. Los otros 4 grupos prioritarios son las Personas que
viven en la calle en las grandes urbes, los Enfermos, los Adictos dependientes,
los Detenidos en cárceles. Cf. CELAM,
Las Cinco Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano,
nn.411-416. (Versión en español)
[7] Cf. CELAM, «Documento de Aparecida», nn. 56.59
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